Revista Insólito

El optimismo es una cuestión de actitud

Publicado el 13 julio 2019 por Noticias Frescas Online @1NoticiasOnline
El optimismo es una cuestión de actitud
Pregúntele a la gente lo que significa el optimismo y obtendrá toda una gama completa de respuestas. Desde el "vaso medio lleno" hasta "ver la vida color de rosa", el optimismo es una de esas palabras abstractas y difíciles de definir que todos creen entender. Pero, ¿qué es lo que significa realmente?
En estos últimos años, el optimismo se ha convertido en un campo de creciente interés entre expertos, científicos y profesionales. Autores como el profesor Martin Seligman y su “optimismo reaprendido” o los numerosos estudios que demuestran la relación entre optimismo y una buena salud, como los realizados por Julia Boehm y Laura Kubzansky, indican el nivel de interés que existe por este tema. Se han hecho muchos intentos por definir claramente este concepto, pero aún así las diferentes culturas y los diferentes campos de estudio lo explican siempre de manera diferente, ya que cada cultura también determina la forma en que se entiende e interpreta este concepto.

Los seres humanos nacen optimistas
Cuando los bebés nacen, siempre son optimistas. Esperan que el mundo los alimente y los cuide y durante años se despiertan por las mañanas creyendo que cada nuevo día les traerá felicidad, aventura y diversión. Enfrentan cada momento como si no hubiera otro y lo disfrutan completamente. Un niño juega y no hay nada más en el mundo que ese juego. El niño jugará el mismo juego muchas veces, y no se dará por vencido, sino que perseverará en la diversión sin cuestionar lo que viene después. A menos que algo profundamente negativo altere esa visión del mundo, los niños permanecen profundamente optimistas durante bastantes de sus primeros años, hasta que los adultos comienzan a castigarlos por ello y les exigen que "sean más realistas", o que "aparten la cabeza de las nubes".
Entonces con el pasar del tiempo, los seres humanos empiezan a perder parte de su optimismo a medida que la vida les pone retos, obstáculos y problemas y entonces comienza a aparecer una visión menos esperanzadora de la realidad. Los niños comienzan a creer lo que otros les dicen y a adaptar cada una de sus creencias a su entorno. Poco a poco, su optimismo natural desaparece y es reemplazado por una visión más sombría del mundo.
Poco optimismo se traduce en una mala salud y una vida más corta.
Muchos de los estudios realizados en todo el mundo han demostrado sistemáticamente que los optimistas viven más tiempo, más felices y de una manera más más gratificante. También se ha demostrado que son más ingeniosos y creativos y es muy fácil explicar el por qué.
Cuando los pesimistas se enfrentan a algún obstáculo, por lo general creen que fracasarán, que las cosas siempre saldrán mal, y que no tendrán éxito. En el momento en que realmente necesitan hacer un esfuerzo, están tan convencidos de su propio fracaso, que su esfuerzo nunca es verdadero y además de ello, subconscientemente se sabotean a sí mismos. Tan pronto como fracasan, inmediatamente se dicen algo como, “ya sabía yo que esto era imposible”. De esta forma, cada nuevo fracaso lo único que hace es reafirmar aún más sus creencias pesimistas.
Los optimistas, por el contrario, se enfrentan a cualquier obstáculo creyendo que siempre hay una manera de superarlo, y siempre encuentran una forma diferente de abordar sus problemas. Puede que fracasen muchas veces, pero eso no los desanima. Si fracasan, prueban con otro método y luego otro, hasta que finalmente logran superar el problema y encontrar una solución. El optimista estudia sus obstáculos y reflexiona sobre los diferentes enfoques necesarios para resolverlos. En su mente, no hay lugar para el fracaso porque ellos saben que siempre tendrán éxito. Los optimistas nunca se rinden porque están convencidos de que siempre hay un camino. Al no darse por vencidos, los optimistas se vuelven cada vez más creativos y empiezan a acumular una gran variedad de recursos que facilitan el éxito en cada uno de sus intentos. Esta sencilla forma de ver la vida, les permite siempre a los optimistas, el obtener los mejores resultados.
Todos los seres humanos se encuentran entre los dos extremos de este espectro. O bien son optimistas, o bien son pesimistas. Los pesimistas por lo general hablan siempre de “realismo” como una forma de justificación de sus propias incapacidades y por lo general, estas personas “realistas” siempre cuentan con pocos recursos de toda índole, para resolver los retos de su propia vida.
El optimismo no es solo una cuestión de esperanza
El optimismo, no es sólo una cuestión de esperanza y de expectativas, sino que es la convicción de que las cosas buenas sucederán a través de una búsqueda constante de soluciones. El verdadero optimista es una persona trabajadora e ingeniosa que dedica mucha energía y esfuerzo a alcanzar cualquier meta que quiera alcanzar. Una persona pesimista, por lo general, nunca persigue sus metas y por consiguiente, nunca las alcanza. Por el contrario, los optimistas nunca se dan por vencidos y sin importar cuántas veces fracasen, siempre encontrarán un nuevo camino para llegar a donde desean llegar. La inconsciencia y el optimismo son, por lo tanto, mutuamente excluyentes en el largo plazo.
El optimismo produce mejores resultados
Como resultado de la fe natural del optimista y de sus hábitos de trabajo, los optimistas se convierten en un excelente activo en todos los campos de la vida. El optimista empuja, conduce, inspira y persevera. Al no rendirse, los optimistas se convierten en líderes y motivadores naturales.
Los optimistas rara vez sufren de estrés o agotamiento, ya que no se preocupan sino que actúan. El estrés y el agotamiento provienen de la preocupación, de la pasividad y del miedo. Los optimistas evitan de forma natural estas tres actitudes, mirando siempre hacia adelante y actuando de manera decidida frente a cada situación. En consecuencia, los optimistas están menos enfermos o tensos y terminan desarrollando una mayor capacidad para concentrarse de manera específica en las tareas a las que se enfrentan.

El optimismo puede ser recuperado y reaprendido
A medida que los seres humanos crecen y viven, la sociedad trata de inculcarles una visión más sobria de la vida, drenando así lentamente el optimismo que vive en cada uno de ellos. Sin optimismo, la energía es baja, la motivación es escasa y el impulso es inexistente. Esta falta de optimismo se traduce en costes personales y profesionales extremos para las familias, las empresas y la sociedad en su conjunto. Afortunadamente, el optimismo puede ser reaprendido y desarrollado por completo. Como todo lo demás en la vida, no existe una fórmula única para todos los seres humanos. El optimismo puede ser recuperado mediante la aplicación de las herramientas y los métodos adecuados, adaptados a las necesidades de cada persona y a sus estrategias de aprendizaje personal.
Las creencias subconscientes son las que llevan a las personas a adoptar una actitud más pesimista frente a la vida. El miedo, el dolor, la culpa, la preocupación, son los factores que desencadenan el pesimismo y son los que arrastran a las personas a ver su vida de una manera completamente equivocada. Por lo general, aquellos que caen en las garras del pesimismo, solo logran escapar de allí, cuando en verdad hacen un esfuerzo de valor que les permite afrontar su propia vida de una manera mucho más positiva y radiante.
No importa cuántos problemas y obstáculos haya podido tener una persona a lo largo de su vida, dependiendo de la forma como se afrontan dichos problemas, depende de igual manera la influencia que estos podrán tener en nuestra vida. Todo aquello que vemos como problemas o dificultades, siempre tienen una solución. Pero para poder encontrar dicha solución, se hace necesario armarse del valor suficiente para cambiar la manera de pensar y para poder entender que todo en nuestra vida no es nada más que el reflejo de nuestros propios pensamientos.
El optimismo es una cuestión de actitud. Quien ve todo difícil, lúgubre y sombrío, siempre tendrá un motivo para ser pesimista. Quien por el contrario ve todo fácil, alegre y divertido, y se dispone a extraer la enseñanza que se oculta detrás de cada situación, es quien finalmente logra vivir su vida siempre de una manera optimista y totalmente espontánea.

Volver a la Portada de Logo Paperblog