Revista Conciertos
Domingo 22 de mayo, 13:15 horas. Colegiata de Pravia, XXII Festival de Órgano: Mónica Melcova. Obras de Trabaci, Cabezón, W. Byrd, Frescobaldi, Correa de Arauxo, Muffat, Melcova y Rodríguez Monllor.
Llegaba la tercera organista del festival en esta joya organística de la Iglesia de Santa María La Mayor y con un programa perfectamente adaptado al instrumento. Sólo tengo palabras de elogio para la intérprete eslovaca afincada entre Granada y San Sebastián porque el nivel mostrado es para sentirse orgulloso. Su técnica es precisa, impecable, con limpieza en cada ornamentación, clara en todas y cada una de las notas y sobre todo un exquisito gusto para la registración del que muchos adolecen. Supo sacar todo el partido del órgano barroco que data de inicios del siglo XVIII, junto con el de La Corte de Oviedo, formando parte de los cuatro órganos históricos, y se licitó su restauración en 2.001, y tuvo la inestimble ayuda de otro intérprete de lujo como es Juan María Pedrero-Encabo, intentando hacer pequeñas anotaciones a las obras escuchadas.
Gagliarda quarta a 5 alla spagnola de Giovanni María Trabaci (c.1575-1647), con una trompetería que nunca atronó.
Romance "Para quien crié yo cabellos" y Diferencias sobre la gallarda milanesa de Antonio de Cabezón (1510-1566), jugando con flautados en el primero y añadiendo dulzainas a la segunda, perfectamente elegidos para las "diferencias".
Voluntary for my Ladye Nevells de William Byrd (1543-1623), obra extensa y llena de riqueza tímbrica que subió el nivel sonoro y técnico.
Partite sopra l'Aria di Follia de Girolamo Frescobaldi (1583-1643), impresionante derroche combinatorio y una limpieza en la ejecución que engrandeció la propia registración, mucho más plena que en la versión de clave pero con la misma digitación precisa que ésta.
Canto llano y tres glosas sobre el canto llano de la Inmaculada Concepción de Francisco Correa de Arauxo (1584-1654), aún más sobresaliente que en la anterior, con el instrumento respondiendo a cuanto se le exigió (apenas un "gemido" en la chirimía, flautados de 8 y 16 en equilibrio e incluso paralelismo de teclados adaptado a cada glosa.
Nova Cyclopeias Harmonica de Georg Muffat (1653-1704) supuso una inflexión sonora rendida a un juego de trinos cristalinos donde la técnica siempre estuvo al servicio de la música.
No podía faltar una Improvisación sobre "Chema" a cargo de la propia Mónica Melcova (1974), con cuatro notas como "disculpa improvisatoria" en la línea de aquéllas románticas sobre "Bach" y aquí jugando con las notas C (Do), H (Si), E (Mi), M (Mi grave) y A (La), de sonoridades contemporáneas francesas y alemanas en un órgano barroco.
Corrente italiana de Juan Cabanilles (1644-1712), otra joya de nuestra literatura para teclado y nuevo derroche tímbrico pero siempre separando manos y teclados para no perder nunca la línea melódica, prístina y delicada, personalmente equiparable al anterior Arauxo y pese a no ser especialista en el barroco español (su fuerte es el siglo XX), lo mejor del concierto dentro de una calidad y excelencia que no me cansaré de remarcar.
Y para cerrar concierto la Tocata a la italiana con clarines de Vicente Rodríguez Monllor (1690-1760), más que fuegos de artificio y poniendo a prueba todo el potencial sonoro que podría servir para concluir: el órgano respondió y la organista convenció.
Tras la comida, ¡nos vamos hasta Codavonga...!
Llegaba la tercera organista del festival en esta joya organística de la Iglesia de Santa María La Mayor y con un programa perfectamente adaptado al instrumento. Sólo tengo palabras de elogio para la intérprete eslovaca afincada entre Granada y San Sebastián porque el nivel mostrado es para sentirse orgulloso. Su técnica es precisa, impecable, con limpieza en cada ornamentación, clara en todas y cada una de las notas y sobre todo un exquisito gusto para la registración del que muchos adolecen. Supo sacar todo el partido del órgano barroco que data de inicios del siglo XVIII, junto con el de La Corte de Oviedo, formando parte de los cuatro órganos históricos, y se licitó su restauración en 2.001, y tuvo la inestimble ayuda de otro intérprete de lujo como es Juan María Pedrero-Encabo, intentando hacer pequeñas anotaciones a las obras escuchadas.
Gagliarda quarta a 5 alla spagnola de Giovanni María Trabaci (c.1575-1647), con una trompetería que nunca atronó.
Romance "Para quien crié yo cabellos" y Diferencias sobre la gallarda milanesa de Antonio de Cabezón (1510-1566), jugando con flautados en el primero y añadiendo dulzainas a la segunda, perfectamente elegidos para las "diferencias".
Voluntary for my Ladye Nevells de William Byrd (1543-1623), obra extensa y llena de riqueza tímbrica que subió el nivel sonoro y técnico.
Partite sopra l'Aria di Follia de Girolamo Frescobaldi (1583-1643), impresionante derroche combinatorio y una limpieza en la ejecución que engrandeció la propia registración, mucho más plena que en la versión de clave pero con la misma digitación precisa que ésta.
Canto llano y tres glosas sobre el canto llano de la Inmaculada Concepción de Francisco Correa de Arauxo (1584-1654), aún más sobresaliente que en la anterior, con el instrumento respondiendo a cuanto se le exigió (apenas un "gemido" en la chirimía, flautados de 8 y 16 en equilibrio e incluso paralelismo de teclados adaptado a cada glosa.
Nova Cyclopeias Harmonica de Georg Muffat (1653-1704) supuso una inflexión sonora rendida a un juego de trinos cristalinos donde la técnica siempre estuvo al servicio de la música.
No podía faltar una Improvisación sobre "Chema" a cargo de la propia Mónica Melcova (1974), con cuatro notas como "disculpa improvisatoria" en la línea de aquéllas románticas sobre "Bach" y aquí jugando con las notas C (Do), H (Si), E (Mi), M (Mi grave) y A (La), de sonoridades contemporáneas francesas y alemanas en un órgano barroco.
Corrente italiana de Juan Cabanilles (1644-1712), otra joya de nuestra literatura para teclado y nuevo derroche tímbrico pero siempre separando manos y teclados para no perder nunca la línea melódica, prístina y delicada, personalmente equiparable al anterior Arauxo y pese a no ser especialista en el barroco español (su fuerte es el siglo XX), lo mejor del concierto dentro de una calidad y excelencia que no me cansaré de remarcar.
Y para cerrar concierto la Tocata a la italiana con clarines de Vicente Rodríguez Monllor (1690-1760), más que fuegos de artificio y poniendo a prueba todo el potencial sonoro que podría servir para concluir: el órgano respondió y la organista convenció.
Tras la comida, ¡nos vamos hasta Codavonga...!