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El Orgullo LGTB y los disturbios de Stonewall Inn

Publicado el 05 julio 2014 por Alfonso65 @AlfonRoldan

El Orgullo LGTB y los disturbios de Stonewall InnLo que ocurrió aquel 28 de junio de 1969 en Stonewall Inn, en la calle Christopher de Nueva York, fue algo totalmente espontáneo. En eso coinciden todos los relatos y crónicas de aquellos días. Por primera vez gais, lesbianas, transexuales y bisexuales hicieron frente a la policía en unos disturbios que duraron varías jornadas. “Nos habéis tratado como mierda todos estos años, ¿no? ¡Ahora nos toca a nosotros!”, proclamaba Silvia Rivera, mujer transexual que estuvo en el interior del bar durante el estallido. La policía no podía creer que “los maricones contraatacaran”. Pero contraatacaron de tal forma que su lucha se extendió como la pólvora y desde entonces, el 28 de junio se conmemora el Día del Orgullo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales).
Más allá del trato que el colectivo padecía desde tiempo inmemorial, la chispa de los disturbios comenzó a prender el 22 de junio. La actriz Judy Garland, a sus 47 años, apareció muerta en Londres supuestamente por una sobredosis de barbitúricos. Garland se convirtió en un icono gay desde que interpretó a Dorothy en su película más conocida, El mago de Oz. De hecho, en la comunidad gay nortemericana se utilizaba el código “ser amigo de Dorothy” ya que en la película la niña era amiga de personajes “raros”.
También en El mago de Oz la actriz cantaba Somewhere, over the rainbow; que describía un lugar imaginario más allá del arco iris donde los sueños se hacían realidad. Este tema musical pronto se convirtió en uno de los himnos de la comunidad gay y, tras los disturbios del 28 de junio, sirvió de inspiración al artista Gilber Baker para diseñar la bandera arco iris del movimiento LGTB.
El día 27 de junio se celebraron los funerales de Judy Garland en Nueva York. Los funerales se convirtieron, de forma involuntaria, en la primera manifestación gay de Estados Unidos. La multitud que llenaba las calles se dirigió a los pocos locales de ambiente gay que existían. La noche era especial y cargada de emoción…
Stonewall Inn
El bar Stonewall era propiedad de la familia Genovese desde 1966, o sea de la mafia. Periódicamente un policía recogía un sobre con el soborno correspondiente, “la gayola”, ya que el bar no contaba con el permiso oficial para vender bebidas alcohólicas. Bueno, parece que por no contar, no contaba ni con agua corriente, ni con salidas de emergencia, por ejemplo. Eso sí, era el único bar para personas LGTB en el que se permitía bailar.
Un portero permitía la entrada a la clientela después de ser inspeccionados a través de una mirilla. El ambiente era oscuro y si se detectaba la presencia de algún policía se encendían las luces normales para indicar que nadie se tocara, ni se besara. Jóvenes, mayores, negros, blancos, hispanos abarrotaban el bar gay más popular de la ciudad.
Una vez al mes la  policía hacía redadas, de las que avisaba previamente. Redadas tempraneras para que después el negocio pudiera seguir. Eso sí, quienes usaban ropa del sexo opuesto eran detenidos. Los días previos al 28 de junio las redadas se sucedieron en varios locales.
A la 1:20 de la madrugada del 28 de junio irrumpieron cuatro policías vestidos de civil con dos oficiales uniformados. El “Escuadrón de Moral Pública” esperaba en el exterior. Unas doscientas personas abarrotaban el Stonewall y quienes se olieron la tostada intentaron escapar, pero la policía bloqueó las puertas. Comenzó la confusión y la tensión y las cosas no ocurrieron como era habitual.
Los travestidos se negaron a ser arrestados y el resto se negó a identificarse, así que la policía decidió llevarse a todo el mundo a la comisaría. Los coches celulares tardaban y a muchos clientes se les dejó en libertad, pero no despejaron el lugar. Al revés, poco a poco se fue congregando una muchedumbre en la calle que fácilmente superaba el millar cuando llegaron los refuerzos policiales.
¡Poder gay!
Dicen las crónicas que alguien gritó: “¡Poder gay!” y se comenzó a entonar la canción activista de Pete Seeger, “We shall overcome” (Venceremos). El buen humor se mezclaba con la tensión y la hostilidad.Desde bares cercanos llegaban más personas, como el cantante folk Dave Van Ronk. Aunque Van Ronk no era gay había sufrido la represión policial durante manifestaciones contra la guerra. Después explicaría: “Según mi forma de pensar, cualquier persona que se opusiera a los policías estaba bien y por eso me quedé…, la policía cometía constantemente atrocidades de todo tipo”.
La gente empezó a tirar monedas a los coches policiales. Una mujer esposada fue llevada del interior del bar hasta un coche celular, se zafaba, fue golpeada e inquirió a los concentrados “¿Por qué no hacen algo?” Un policía la levantó hasta introducirla en el coche y explotó la tensión.
Violencia policial, pistolas desenfundadas, adoquines, furgones, travestis luchando furiosamente, cargas indiscriminadas… 45 minutos de caos hasta el día siguiente que volvieron los disturbios a la calle Christopher. Disturbios entre lluvia y panfletos que rezaban: “Sacad a la mafia y a los policías de los bares gais”.
Los incidentes continuaron durante toda la semana. La lucha fue imparable y se puede resumir con la contundencia de un participante: “Se ha corrido la voz. Christopher Street será liberada. Los maricas se han hartado de la opresión”.

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