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El origen de El Mundo de las Sombras

Publicado el 11 junio 2013 por Amenofis05 @PabloC_Autor
jun 11 2013

El origen de El Mundo de las Sombras

Ahora que pasa el tiempo me detengo unos instantes para reflexionar, y a la vez, para mostrar al lector de manera breve cómo se gestó El Mundo de las Sombras, puesto que algunos de vosotros se han interesado por ello.

Soy un apasionado de Tolkien, no puedo negarlo. Pero siempre me he negado a crear un mundo fantástico propio, puesto que creo que no podría colocarme al nivel del Maestro, y todo intento sería patético. Además, considero que quizá lo más sencillo sea obrar de esta manera: inventarte la historia a tu antojo, inventarte un mundo según tus preferencias y adaptarlo al guión que tengas establecido para tu obra. También, paradójicamente, se me antoja extremadamente complicado evitar crear un mundo fantástico sin caer en copiar nuestro mundo. Desde el momento en el que abrí el primer tomo de El Señor de los Anillos me sumergí en un mundo tan fascinante, y una actividad tan embriagadora, que no tardé en lanzarme a escribir (con una letra infame) páginas y páginas de historias dentro de ese universo.

Pero mi camino continuó, en este caso por diferentes sendas: Poe, Lovecraft, Conan Doyle, Robert E. Howard y los juegos de Rol.

Poe y Lovecraft me fascinaron, cada uno a su manera. Me mostraron una riqueza en el estilo muy similar a la de Tolkien, pero dentro de un mundo más tenebroso y oscuro. La atmósfera que creó Lovecraft con sus mitos me proporcionó la idea primigenia sobre El Mundo de las Sombras: un lugar en el que lo desconocido, lo que puede perturbar el alma y la mente del humano, se encuentra apartado de él por una barrera intangible. Ya comenzaba a barruantar la idea cuando me crucé con Anne Rice y su Entrevista con el Vampiro. Me proporcionó numerosas ideas que influenciaron alguna parte de lo que escribí desde aquel momento. Al mismo tiempo me embarqué en las obras completas de Conan Doyle y me enganchó al género de novela negra, junto al famoso Hércules Poirot de Agata Christie. Influenciado por ellos siempre he tratado de incluir una trama “negra” en las novelas, sobre todo en Inmortal y El Filo de la Espada, porque enlazados con El Mundo de las Sombras creía que le proporcionaba una frescura novedosa.

Pero Conan, de Robert E Howard me abrió los ojos de verdad anto lo que más deseaba escribir: Espada y Brujería. Una vez más un autor de inicio del siglo XX (como Poe, Lovecraft, Tolkien…) me encandilaba con sus historias del poderoso guerrero Conan el Bárbaro.  La potencia de los cómics de Conan me llevaron a explorar el universo literario de Howard, encontrando la bota que se ajustaba perfectamente a mi pie: literatura dinámica, sin grandes pretensiones, dirigida con el propósito de agradar y hacer pasar un rato agradable al lector. Es abundante su influencia  a lo largo de las tres novelas, siendo quizá “Inmortal” la que más se ajustaba a un relato corto de Howard: algo rápido, que no le proporcionaba al lector un momento de respiro, con descripciones justas sin caer en lo sobrecargado, personajes descritos con simplicidad sin caer en la profusión de recuerdos del pasado, una historia dinámica dentro de un universo único. Y desde este momento comencé a idear la posibilidad de crear este mundo.

Algunos lectores me indicaban que encontraban muchas similitudes de “El Mundo de Tinieblas” en El Mundo de las Sombras. El Mundo de Tinieblas es un universo creado por Whitewolf para ambientar su juego de rol. Confieso que he jugado, y mucho, a Dark Ages, y reconozco también que no me rompí el cráneo al denominar mi universo como El Mundo de las Sombras.  Pero me negué a renunciar a ello porque lo había ideado con mucha más antelación, lo había planeado con historias de detectives que descubrían este mundo paralelo en el que nada era lo que parecía. No obstante creo que El Mundo de las Sombras es bien diferente al universo creado por Whitewolf en algo bien sencillo: aquí los protagonistas son Inmortales  y combaten a los vampiros. El punto de vista del lector siempre estará enfocado desde la perspectiva del Inmortal, una raza que no existe en “El Mundo de Tinieblas” y que le confiere a El Mundo de las Sombras una identidad propia y única.

Un Inmortal muy similar al que se describe en “Los Inmortales”, una película de culto. Aquí sí que he de reconocer que adquirí muchas influencias, sobretodo el punto de vista tan amargo del Inmortal acerca de la Inmortalidad.

Por aquel entonces me aficioné a leer a Perez Reverte, y observé que mucha de su obra literaria se basaba en el Siglo de Oro (Alatriste, La sombra del águila, etc), y en historias muy parecidas de su amplia biografía como reportero de guerra. Cuestionado por ello en una entrevista, me abrió los ojos de manera definitiva porque, a modo de resumen, contestó: “Tomé todo aquello que me fascinó, y todo aquello de lo que domino, y lo utilicé para plasmas las historias”. No son palabras exactas, pero en resumen fue aquello lo que me impulsó de manera definitiva a lanzarme a la aventura.

Tomé, pues, todas las influencias de los autores que había leído durante todos aquellos años y las encajé dentro de otra de mis grandes fascinaciones: La historia y la novela histórica. Y, de pronto, descubrí que había pulsado la tecla exacta. Surgió Urabi de Ukesh, Viktoria y toda la trama que me ha llevado a avanzar a pasos agigantados. Era capaz de adaptar todo lo que tenía en la cabeza dentro de la Europa Medieval, interactuando con personajes históricos, hollando tierras auténticas y respirando la misma brisa que la que respiraban nuestros antepasados. Para mí esto le otorga una frescura que no poseen el resto de obras de Fantasía: poder descubrir, oculta en la historia, otras historias paralelas a las del ser humano. Y cuando involucré a los protagonistas de El Filo de la Espada en la Cuarta Cruzada, creo que me pareció que había encontrado el cielo literario.

En estos momentos me encuentro sumido en la elaboración de la cuarta novela ambientada en este mundo, y me he detenido a lanzar una mirada al pasado y a todo lo recorrido hasta ahora. Ahora disfruto de una libertad relativa que me proporciona ser un autor independiente, sin editorial alguna detrás suyo (para lo bueno y para lo malo, que conste). Escribo lo que estimo oportuno, publicito, distribuyo y regalo mi obra como lo considero más conveniente, y aunque tengo los bolsillos más pelados que el sombrero de Lucky Lucke, admito sin prepotencia que tengo un pequeño espacio de lectores que encuentran entretenidas las novelas, y que de vez en cuando me muestran su apoyo para que no me detenga en el camino.

Una vez más, gracias a todos por estar ahí.


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