Revista Historia

El origen de la tradición del tió de Navidad

Por Ruthbermo
La Navidad, llena de simbolismos, alberga una tradición antiquísima: el tió o tronco de Navidad. Se trata de un pedazo de tronco al que se le atribuyen propiedades sorprendentes y milagrosas. Hace unos 50 años, el tió estaba todavía rodeado de bellos ceremoniales y rituales mágicos.
El origen de la tradición del tió de Navidad
En las zonas rurales, se llevaba a cabo el ritual de incendio del tió, en el que participaba toda la familia. Actualmente, el tió es un pequeño tronco hueco que, tras ser “abrigado para que no se resfríe” y alimentado por los niños, acaba “cagando” dulces y juguetes en Nochebuena. 
Los ritos festivos alrededor del tio de Navidad son una práctica ancestral. Así, este tronco aludía a la fertilidad y prosperidad ya que, desde tiempos remotos, la abundancia está ligada a las potencias divinas que rigen el subsuelo. El tió debía ser bastante gordo para poder así arder durante días, con el fin de adquirir sus propiedades mágicas. El ritual del tió ha sabido pervivir a lo largo de los años aunque hoy en día, devaluó en un mero entretenimiento infantil.
El ritual asociado al tió procede de las fiestas del fuego que en la Antigüedad se celebraban durante los solsticios de invierno. Cuando se sacrificaba mediante el fuego un árbol, se creía que se estaba infundiendo calor, vida y poder fecundante al débil sol de invierno. 
Por otra parte, hay que relacionar esta práctica con el culto ancestral a los árboles como espíritus de la Naturaleza. Los campesinos le ofrecían algún presente a los árboles y les solicitaban protección para su vida, familia, propiedades y ganado. 
Para que el tió dé los regalos a los niños, hay que darle golpes con un palo. En los ritos ancestrales se golpeaba con respeto el tronco de los árboles sagrados para despertar a los espíritus de la Naturaleza. 
Como vemos, una vez más, las tradiciones navideñas son un legado que nuestros ancestros nos dejaron, una forma en que las creencias y la magia ha logrado sobrevivir a lo largo de los siglos. 
Foto vía ElsEstrangers
Publiqué este artículo por primera vez el 28/12/2012 en El Sobre de los Blogs

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