Por Agustina Boldrini
Definir a la masonería no es tarea fácil, sobre todo cuando se hace un repaso a través de algunos de sus miembros a lo largo de la historia: protestantes, judíos, católicos, de derecha, de izquierda, músicos, filósofos, científicos, pintores.
El hilo conductor de esta asociación filantrópica, cuya piedra basal es el sentimiento de fraternidad, es la investigación personal, las ganas de saber más. Es "un sistema peculiar de moral, bajo el velo de alegorías y enseñado por símbolos", según Masonería Madrid.
Los masones se organizan en estructuras denominadas logias. El Régulateur du maçon (reglamento del masón), creado en 1801, establece el proceso para incorporar a un nuevo miembro.
La admisión se realiza a lo largo de tres tenidas (sesiones de la logia masónica). En la primera, un integrante propone a la nueva persona; en este encuentro, se invita a todos los miembros a investigar al postulado. En la segunda, se exponen las informaciones obtenidas. Se notifica "no solamente la vida y costumbres del propuesto, sino también se conoce el temple de su carácter, la naturaleza de sus inclinaciones habituales, sus defectos y, sobre todo, si no tiene algún vicio que pudiera constituir razón suficiente para no ser admitido", reza el reglamento.
En la tercera, se elige. El sistema es a través de bolas blancas (voto positivo) y negras (voto negativo). Si se suman tres bolas negras, el postulante es rechazado sin posibilidad de volver y se queman los informes.
Lo interesante es repasar qué ocurre cuando los sufragios negativos son dos o uno. En tal caso, los miembros vuelven a estudiar los informes y en la próxima tenida se vota otra vez. Si en esa instancia persisten dos sufragios negativos, se rechaza. Si hay una sola bola negra, el líder conversa de manera privada con quien votó en contra; si sus motivos son lo suficientemente fuertes, el postulante quedará afuera. Por el contrario, si esta persona cambia su idea y lo acepta, la logia contará con un nuevo miembro.
Este sistema de votar con bolas se llama " balota". En el Tesoro de la lengua castellana , de Sebastián Covarrubias, "balota" es un diminutivo de balla . "Esta voz es toscana (del noroeste de Italia), en cuyo idioma se llaman así las bolillas con que se vota secretamente en las comunidades".
De este término deriva el francés ballotage , cuya adaptación correcta al español es " balotaje" (segunda votación que se lleva a cabo entre los dos candidatos más votados en la primera, cuando ninguno obtuvo la mayoría requerida). Del mismo modo que el sistema de elección masónico, busca el mayor consenso posible. Un sinónimo de esta voz es "segunda vuelta".