Hoy os cuento curiosidades y un poco de historia…
El origen del pergamino lo datamos en tiempos Romanos, es el sucesor del papiro, de origen Egipcio. El papiro se hacía a partir de una plata acuática que nacía en el Nilo y otros ríos de la cuenca mediterránea. En cambio el pergamino, se fabricaba a partir de la dermis de animales jóvenes como los corderos, los cabritos o los terneros. El pergamino de mayor calidad era la vitela, que se fabricaba con pieles de animales recién nacidos. Este material se reservaba para los códices más lujosos. El nombre que nos ha llegado se lo debe a la ciudad de Pérgamo, donde se cree que era uno de los lugares de más y mejor producción de este material para escribir.
El papiro y el pergamino convivieron durante años, pero finalmente a partir del siglo II (Bajo Imperio Romano) el pergamino sobrevivió, ya que era de mejor calidad, más resistente y mucho más fácil de conseguir. Una de las ventajas que el pergamino tenía sobre el papiro era que se podía escribir en él por las dos caras de la piel, se podía raspar o lavar y reutilizar.
Desde el siglo I se empleaba este material para fabricar los códices, un formato de libro con cuadernos plegados, cosidos y encuadernados. Lo más parecido al libro actual. Fue en Roma donde surgieron las tiendas de los membranarii, un tipo de comercio que explotaba la industria del pergamino.
He encontrado una leyenda que cuenta cómo el pergamino desbancó al papiro a partir de la rivalidad entre las Bibliotecas de Pérgamo (donde se conservaban los documentos originales de Aristóteles) y Alejandría. Al parecer, Egipto dejó de suministrar el papiro al rey de Pérgamo, entonces tuvieron que desarrollar otro sustento para sus escrituras… y el ingenio les salió bien.
En la actualidad no se utiliza este tipo de material. Lo que podemos encontrar es el papel de pergamino que emplea papel ordinario sometido a ciertos procesos químicos que le aportan una textura y color similar al pergamino antiguo.