Cuando se hace una retrospectiva a los comienzos de los equipos de la NBA, una de las historias más sorprendentes es la de los Chicago Bulls, una franquicia que pasó de ser una mera comparsa de la competición, a una de las más respetadas y conocidas del mundo del baloncesto.
Evidentemente, no digo nada nuevo, ni desconocido, cuando afirmo que el punto de inflexión de la historia de ese equipo, fue la llegada a la competición de Michael Jordan, un hombre que cambió la historia del baloncesto y, como consecuencia inevitable, la de los Chicago Bulls y la de la propia NBA.
Los de Chicago se han convertido en uno de los grandes nombres de la NBA junto con los míticos New York Knicks, Boston Celtics, Los Angeles Lakers y Golden State Warriors. A este selecto club también se les podrían sumar los Philadelphia 76ers y los San Antonio Spurs.
La figura y el legado deportivo e incluso extradeportivo de Michael Jordan, muestra y pone en valor al Draft de la NBA ya que es el mejor ejemplo posible de como un hombre puede cambiar el rumbo de una franquicia.
A día de hoy, el rojo de la camiseta de los Bulls y el desafiante toro de su logo, son dos de los iconos más reconocidos en el mundo del deporte y todo gracias a los 6 anillos que cosechó Jordan junto a grandes jugadores como Scottie Pippen, Toni Kukoc o Dennis Rodman y dirigidos por el histórico Phil Jackson. Sin embargo, esto no fue siempre así y en la ciudad de Chicago tardó mucho en fraguar el baloncesto.
De hecho, los Chicago Bulls no fueron, ni mucho menos, el primer equipo que intentó asentarse en la NBA, ni en la ciudad.
La realidad es que, el primer momento en el que la ciudad de Chicago pudo tener un equipo poderoso en la NBA, fue contemporáneo a la fundación de la competición estadounidense, todavía como Basketball Association of America (BAA).
Los Chicago Stags fueron el primer equipo con sede en Chicago que jugaron en la NBA y se unieron a la liga en el año de su fundación, la temporada 1946-1947. Tuvieron como campo de juego el Chicago Stadium, que años más tarde vería triunfar al mismísimo Michael Jordan.
Aquel equipo contaba con la estrella Max Zaslofsky, uno de los mejores anotadores de la liga, e incluso llegó a las Finales de la competición en esa primera temporada 1946-1947, pero sucumbieron ante los Philadelphia Warriors, aunque ese no fue el principal problema de los Stags, si no que lo era el otro equipo vecino de la ciudad, los Chicago American Gears de la National Basketball League (NBL).
Los Gears quedaron Campeones de la NBL y además contaban con uno de los jugadores más admirados del momento, George Mikan.
Así que los Stags compitieron en una nueva liga recién creada, con otro equipo de otra liga ya consolidada, que además quedaron Campeones y contaban con la mayor promesa de baloncesto del país, lo cual no parecía el mejor escenario.
Al año siguiente (1947-1948), todo pudo haber cambiado para los Stags por un golpe de fortuna generado por Maurice White, el propietario de los American Gears, que decidió sacar al equipo de la NBL para crear otra liga, la Professional Basketball League of America (PBLA) y que fracasó al poco tiempo de comenzar la competición, lo que derivó a sus jugadores a otros equipos de la NBL.
Los Chicago Stags de la BAA (la proto NBA) intentaron hacerse con el ídolo local George Mikan, pero Mr. Basketball declinó la oferta de los Stags y se mantuvo en la NBL fichando por los Minneapolis Lakers, que se incorporarían a la todavía BAA en la temporada 1948-1949, el año previo al cambio a la denominación actual de NBA.
En resumen, los Chicago Stags que contaban con el gran anotador Max Zaslofsky pudieron contar con el jugador más dominante del baloncesto en los siguientes años, pero no consiguieron convencer a Mikan.
Ese hecho fue determinante para que los Stags terminaran desapareciendo tras la temporada 1949-1950 en la que contaron curiosamente con Ed Mikan, el hermano de George y donde cayeron eliminados en playoffs por los propios Lakers.
Los Chicago Stags fueron adquiridos por Abe Saperstein, el dueño de los Harlem Globetrotters, que los convirtió en los Chicago Bruins, pero una vez más hizo de las suyas e intentó modificar el acuerdo con la NBA y el Comisionado de la época, Maurice Podoloff, terminó embargando la plaza del equipo y haciendo que desapareciera la franquicia de Chicago.
Hasta 1961 la NBA no volvió a contar con un equipo en Chicago y se produjo tras una nueva expansión de la liga al incorporar una nueva franquicia, tras casi una década contando con tan solo 8 equipos en la competición.
Chicago era un mercado que la NBA deseaba incorporar a la competición porque era una de las mayores ciudades del país que todavía no tenía equipo en la liga desde la extinción de los Stags/Bruins.
Esa nueva franquicia y ese nuevo equipo fueron los Chicago Packers, que tuvieron un logo ciertamente parecido al de la actualidad y un origen del nombre del equipo que también sería utilizado en el futuro.
El nombre del equipo "Packers" tenía relación con la principal industria de la ciudad, el tratamiento, empaquetado y distribución a todo el país de carne de vacuno, cerdo y ovejas, pero no tuvieron en cuenta el pequeño detalle de que el equipo de la NFL de la ciudad, los Chicago Bears, tenían una gran rivalidad con otro equipo de la NFL desde 1921... los Green Bay "Packers", lo cual hizo que al año siguiente, tras el rechazo de la afición local, pasaran a llamarse los Chicago Zephyrs.
El término Zephyrs significa céfiros que son unos vientos suaves con los que se relacionó con ese apodo a los de Chicago, con el concepto de ser la "ciudad de los vientos", aunque ese tema también es discutible porque el origen del término "ciudad de los vientos" también es controvertido.
Algunos lo relacionan con los vientos del lago Michigan y otros con una controversia que reflejó el periodista Charles Dana por una disputa en la organización de la Exposición Colombina 1893, pero eso es otro tema que daría para largo.
Ya fuera como Packers o fuera como Zephyrs, el proyecto de Chicago no fructificó a pesar de contar con dos números 1 del Draft como Walt Bellamy y Bill McGill y los novatos del año como el propio Bellamy y Terry Dischinger.
Los motivos del fracaso del intento de que Chicago tuviera un equipo en la NBA fueron varios, pero el principal de ellos fue generado por un viejo conocido como Abe Saperstein.
Éste, tras fallar nuevamente en conseguir una franquicia en la NBA, concretamente en los Angeles, decidió crear una nueva liga, la American Basketball League (ABL), lo cual afectó a la implantación de loa Packers y Zephyrs porque Saperstein fundó los Chicago Majors, otro equipo que compitió con ellos por conquistar a la afición de Chicago.
Esa competición tan solo duró dos temporadas y, como mayor logro, se puede recordar que introdujo el triple en el baloncesto profesional pero, a los efectos de la ciudad de Chicago, tan solo creo división en los aficionados con del baloncesto entre seguir a los Packer/Zephyrs o a los Majors.
Otra consecuencia de la aparición de los Majors, fue que los Packers/Zephyrs tuvieron que jugar durante las dos temporadas que coexistieron con los Majors en un estadio menor como el Chicago Coliseum, mientras que los Majors tenían los derechos sobre el mítico Chicago Stadium, que también utilizaron los Stags.
Finalmente, los Majors desaparecieron junto con la ABL a los dos años de su fundación y a la par que los Packers/Zephyrs. La franquicia de los Packers/Zephyrs fue vendida en la temporada 1963-1964 y se trasladaron a Baltimore, Maryland, y se convirtiéndose en los Baltimore Bullets, una franquicia distinta de la de los Campeones de 1948 y que terminaron siendo los actuales Washington Wizards.
Así llegamos al intento definitivo de instalarse nuevamente un equipo de la NBA en la ciudad de Chicago, cuando el 26 de enero de 1966 se fundaron los Chicago Bulls, un equipo con una curiosa historia por la elección de su nombre y por la creación de su logo.
Uno de los principales fundadores y propietarios y el primer presidente de la franquicia fue Dick Klein, que sería quien elegiría el nombre definitivo de los Chicago Bulls que se mantiene en la actualidad y quien, como consecuencia, encargaría la creación del famoso logotipo del equipo de Chicago. Curiosamente Klein, fue jugador de los Chicago American Gears en la NBL en la temporada 1945-1946.
En cuanto al origen del nombre, después de haber existido los Chicago Stags (Bruins), Packers y Zephyrs, llegaron para quedarse definitivamente los Bulls, con un claro origen vinculado a la historia industrial y productiva de la ciudad.
Chicago era la ciudad de referencia en Estados Unidos de la producción, empaquetado y distribución de carne animal, básicamente vacuna, bovina y porcina.
La ciudad albergaba el impresionante Union Stock Yards, un distrito lleno de corrales, mataderos y fábricas de empaquetado de carne unido a la red ferroviaria que sirvió para que Chicago fuera el centro de distribución cárnico del país durante varias décadas.
Tras valorar nombres como Toreadores o Matadores, Dick Klein consideró que el nombre debían ser los Toros, es decir, los Bulls, tanto por representar a la principal industria de la ciudad, como por ser un nombre corto y breve al estilo de otros equipos de éxito de la ciudad de otros deportes (Bears, Cubs, Hawks...).
Además, como empujón definitivo para la elección del nombre, según el propio Dick Klein, fue clave su hijo Mark, que le dijo:
"¡Papá, esos son un montón de toros!"Por otro lado, el motivo de la elección de los colores para el equipo de rojo y negro, fue un cierto nostálgico, ya que eran los colores que llevó Klein en el Instituto Fort Madison, donde empezó a jugar al baloncesto en su juventud.
En ese momento, el equipo ya tenía un nombre con gran vinculación a la ciudad para que los aficionados sintieran como propios los colores de los Bulls de Chicago, pero faltaba una imagen, un icono... un logo.
A día de hoy, el logotipo de cualquier marca, es algo esencial ya que, a nivel comercial, es el mayor elemento distintivo que una persona física o jurídica puede tener.
Por este motivo, es importante contextualizar la historia del logo de los Chicago Bulls, ya que en el momento que se creó, nadie podía pensar que podría generar ventas de miles de millones de dólares y que sería una de las imágenes comerciales más reconocidas del mundo.
El creador del logo fue Dean Wessel, un reputado diseñador comercial que fue vecino de Dick Klein en Kenilworth (Illinois)
Ambos se conocían de entrenar en aquella época en Little League de beisbol en la ciudad y Klein le pidió el favor a Wessel de que le diseñara un logo para el equipo de baloncesto que acababan de fundar... los Chicago Bulls.
Este accedió sin mayor problema por hacerle un favor y tan solo recibió a cambio entradas para ver al equipo, lo cual era prácticamente como reglar nada, porque los Bulls, en aquel momento, no llegaban nunca ni a medio llenar su estadio.
Wessel, ya fallecido, dijo en una entrevista en el Chicago Tribune en 1993:
"A veces me digo a mí mismo, si tuviera una moneda de cinco centavos, no, si tuviera una centésima parte de un centavo por cada sombrero o taza o pancarta con la cabeza de los Bulls, sería una historia diferente, pero hay que recordar que en aquellos días esto era imposible para un equipo de baloncesto".Respecto al diseño del logo, Dick Klein simplemente aceptó lo que diseñó Wessel, salvo por un pequeño detalle que le pidió según declaró el propio Wessel en la misma entrevista:
"Dick lo miró y me lo devolvió, diciendo, Quiero sangre en los cuernos. ¡Sangre!" y Wessel terminó el diseño pintando la punta de los cuernos del icónico toro desafiante.
De esta curiosa forma nació el logo de los Chicago Bulls, uno de los muy pocos que prácticamente no ha cambiado desde sus inicios y que tuvo un coste ínfimo para lo que realmente debió valer.
Por último y como curiosidad adicional se dice que el icono se diseñó con un juego de que si se le da la vuelta se ve a un robot leyendo un libro, pero Wessel nunca lo confirmó, ni lo desmintió... ¿fue una broma con su amigo Klein o simplemente es una pareidolia?.
Nunca lo sabremos, pero sí que hay un toro desafiante detrás de la mayor leyenda del mundo del baloncesto.