Ana (Fernanda Michelle Torres) y Paco (Javier Narváez) tienen una relación desde hace 5 años. David (Jonathan Esparza), amigo de Paco entrará con ellos a un triángulo amoroso, mientras Mauricio (Juan Ricardo Huerta) nos cuenta los pormenores del descubrimiento del ornitorrinco.
A manera de analogía, tres actores representan entre las sábanas temas que van desde el matrimonio y la monogamia, la fidelidad, el machismo, la homosexualidad y la bisexualidad. De una manera divertida y natural, nos topamos de frente con el psicoanálisis de Freud y su frase: “cuando dos personas hacen el amor, en realidad hay cuatro almas en la cama: las que están físicamente y en las que cada uno piensa”Pasando por los tres tipos de relaciones que pueden tener dos hombres y una mujer, pasamos de una cama a otra con el común denominador de ser humanos; que es la única etiqueta que prevalece. Ya que al igual que le pasó al ornitorrinco cuando fue descubierto en 1798, la sexualidad se muestra como una especie rara difícil de clasificar.“El amor no tiene sexo” me dijo alguien alguna vez, tal vez alguien se lo dijo a su vez a Humberto Robles, porque a través de su ornitorrinco rompe con las etiquetas que nos dividen y nos lastiman. El miedo a ser etiquetados nos atrapa y limita nuestra naturaleza, los prejuicios sociales nos obligan a permanecer a la sombra y a no vivir un amor en libertad.Entre risas el público se ve representado de alguna manera, cada quien saldrá del teatro con una o varias fibras alteradas porque al final sabremos que el amor siempre encuentra su camino, si somos lo suficientemente auténticos como para ir detrás de él.