Revista Economía

El oro: admitido como garantía colateral en el mercado bursátil de los derivados

Publicado el 07 noviembre 2012 por Lingoro

El Chicago Mercantile Exchange (CME), importante estructura norteamericana, confirma sus proyectos en Europa.

A comienzos de este año, el CME había intentado comprar el London Mercantile Exchange (LME), pero la Bolsa de Hong-Kong le ganó de mano.

El CME, implantado en Londres, se prepara para lanzar una Bolsa de derivados en Europa que estaría operativa a mediados de 2013. Todas las gestiones aún están en veremos ya que se encuentra en curso la exigencia de habilitación ante las autoridades bursátiles británicas. Hasta la actualidad, los dos actores principales del mercado europeo de derivados son Nyse-Euronext y Deutsche Börse. Estos últimos van a tener que enfrentar la nueva llegada del CME. El CME representa el 90% del mercado de derivados en los Estados Unidos, y es lo que también representan Nuse-Euronext y Deutsche Börse juntos.

Se estima que el mercado mundial de derivados es de unos 700.000 millones de dólares, por lo que es más importante que el de las acciones.

Desde hace dos años, el CME no tiene más alternativa que admitir el oro como garantía. Si bien los depósitos bancarios europeos son importantes, el financiamiento del sistema financiero en los Estados Unidos se basa esencialmente en activos míticos como pasivos especialmente los que existen en torno a la fe en el sistema. Esto ha demostrado ser muy insuficiente y ha ocasionado la implosión del sistema bancario de unos 15.000 millones de dólares, utilizados para financiar operaciones regulares.

A eso hay que añadirle la rareza de los demás activos en garantía en los Estados Unidos que, a diferencia del Reino Unido, no cuenta con una cadena de rehipotecación infinita. Podemos comprender por qué, en octubre de 2009, el CME no tuvo más alternativa que aceptar el oro como garantía elegible a los fines de compensación.

Por ello, el CME ha ampliado su gama de tipos de garantías admisibles con la finalidad de incluir los lingotes de oro. Esto debería aliviar las exigencias en el seno de los Estados europeos ya que Europa sigue en falta de dinero endógeno.

Todos conocemos la importancia del oro y sabemos que se trata de una verdadera moneda.

El World Gold Council, o más bien el organismo que representa la industria del oro, piensa que ya es momento para que los gobiernos de la Eurozona comiencen a utilizar el oro de una manera creativa, en especial en lugares tales como Italia, con el fin de reducir las tasas de interés.

El desafío principal se centra en 10.000 toneladas de reservas de oro que actualmente están en manos de los gobiernos de la Eurozona. Según el World Gold Council, es bien sabido que algunos de los países más afectados por la crisis, incluidos Portugal e Italia, son responsables de una proporción importante de estos activos.

No es de sorprender que algunos hayan sugerido a los gobiernos que vendan una parte de su oro. Como el valor del oro ha aumentado considerablemente en estos últimos años, los países de la Eurozona podrían también beneficiarse con ello, para poder pagar los intereses sobre las obligaciones.

Según el World Gold Council, esto sería un error. Además del hecho de que una venta masiva de oro lo único que haría sería frenar el precio, las deudas de la Eurozona son tan importantes ahora que las ventas de oro no alcanzarían para pagarlas; simplemente sobresaldrían de la superficie del problema. Como declarara el WGC, las reservas de oro de los países en crisis en la Eurozona (Portugal, España, Grecia, Irlanda e Italia) representan únicamente el 3,3% de la deuda total de sus administraciones centrales.

De este modo, otra idea se perfila: los países de la Eurozona deberían esencialmente asegurar una parte de este oro emitiendo obligaciones de Estado, garantizadas por el oro. Esto se podría hacer de una manera simple, o bien, podría ser estructurado incluyendo diferentes riesgos. De una u otra manera, el tema central sería que el oro fuera utilizado para procurar una seguridad suplementaria para las obligaciones, y así llevar tranquilidad a los inversores que ya no tienen confianza en los balances de los gobiernos de la Eurozona.

Si se utilizara sólo una parte de esas reservas de oro como garantía, se podrían reducir de manera significativa las tasas en las que deben incurrir los países endeudados.

El World Gold Council destaca que esta técnica ya ha sido utilizada en el pasado.

En los años 70, por ejemplo, Italia y Portugal han utilizado sus reservas de oro como fondos de garantía para obtener préstamos de la Bundesbank, de la banca para los pagos internacionales y de otros acreedores. Más recientemente, India ha solicitado un préstamo a Japón.

El concepto de emitir obligaciones garantizadas por el oro bien vale ser tenido en cuenta. Seguramente no sería la solución para todo pero podría ayudar en muchos aspectos. Desgraciadamente, aunque el concepto sea bueno, no ha sido objeto de ninguna decisión que se haya tomado hasta ahora. Incluso si los dirigentes de la Eurozona se adhirieran a la idea, nos enfrentaríamos con muchos obstáculos jurídicos, en especial el hecho de que la mayor parte del oro esté en manos del Banco Central.

Sin embargo, los inversores deberían ocuparse del debate como un punto muy importante a tener en cuenta. Hace diez años, era impensable que el oro fuera propuesto como un fondo de garantía por un inversor o una institución; ahora, en la era de las ciber-finanzas donde los títulos como los bonos del tesoro tienen tendencia a dominar.

Pero durante estos últimos meses, grupos tales como LCH. Clearnet, el Intercontinental Exchange y el Chicago Mercantile Exchange (CME) cada vez más han comenzado a aceptar el oro como garantía para las exigencias de margen para las operaciones sobre los derivados. A comienzos de este verano, el Basel Committee on Banking Supervision (Comité de Basilea sobre el control bancario) ha publicado una propuesta que sugería al oro como uno de los seis elementos utilizados como garantía para las exigencias de margen para las operaciones sobre derivados que no fueran objeto de compensación central, siempre teniendo en cuenta otras garantías, tales como los bonos del Tesoro.


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