No solo Grecia, Portugal, España e Italia viven de recorte en recorte, nuestro vecino galo también tiene lo suyo. El Primer Ministro francés François Fillon ha anunciado el segundo plan de austeridad del actual gobierno, a tan solo tres meses del primero. Es un cuestionamiento total de las promesas presidenciales, imposibles de sostener en tiempos de crisis, e imposibles de sostener mientras que el sistema actual no sea reformado en profundidad.
Y la cosa no hace más que empezar.
Los contribuyentes van a tener que meter la mano en el bolsillo
A fin de mantener su calificación de triple A, de la agencia norteamericana Moody’s, el gobierno de Sarkozy echa mano a los bolsillos de los contribuyentes. En primer lugar una subida del IVA del 5.5% al 7%, lo que tocará principalmente a los sectores de la restauración y de la construcción y obras públicas (BTP). La tabla del impuesto sobre la renta y el impuesto sobre el patrimonio, se congelará en 2012 y 2013 y no serán incluidos en la inflación. Los contribuyentes pagarán mas impuestos.
Por el lado inmobiliario, la Ley Scellier, que beneficiaba con una reducción de impuestos hasta del 60% durante 15 años a aquellas personas que invirtieran en obra nueva, destinada a alquiler, desaparecerá el próximo año. Los créditos de impuestos para el desarrollo sostenible se reducirán en un 20%.
Nada de reformas efectivas
El sistema financiero del estado no vuelve a su cauce, y su revisión no está prevista para los próximos meses. El estado ha tomado estas decisiones perjudicando a los contribuyentes franceses esencialmente. El trabajo es la única riqueza real que puede tasar alegremente. Sin embargo estas medidas no están a la altura del déficit que conoce Francia actualmente.
El sol brilla para el Oro
Ya sea por el IVA, o por la congelación de la tabla de los impuestos, como también por la subida de la deducción global obligatoria (PLF), para reducir la desviación entre las rentas del trabajo y del capital, el estado francés hace pagar esta factura a los franceses.
Los ahorros se ven amenazados por esta serie de reformas.
Por el momento la fiscalidad no ha cambiado en cuanto al tema del Oro. Solamente los activos tangibles resistirán a todos los otros productos bancarios (libretas, acciones, seguros de vida), a la inflación, a la desvalorización monetaria, y a las tasaciones confiscatorias, el Oro es capaz de salvar el patrimonio de los inversores de la austeridad; y por tanto el único que no desea robarnos el dinero.
Traducción y adaptación por: Lizette Paternina