Vaya por delante de que hoy es uno de esos post en los que este vecino del mundo se ha tomado varios días de seguridad, en este caso no ha valido lo de sólo tomarse unas horas de "templanza", para asegurarse de que se le habían enfriado tanto la boca como las manos, para no vociferar o teclear lo que realmente sentía.
Y es que lo del manotazo/empujón del Señor Donald Trump, al primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, para hacerse un hueco en una foto de familia durante la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas, mientras se va colocando su ropa, con aparente desprecio, ha sido, en sí mismo, toda una metáfora. Seguro que muchos habrán dicho eso de que el Señor Donald (dejé claro en el post del otro día, http://patxipe.blogspot.com.es/2017/05/el-chollo-y-la-bomba.html , que prefería llamarle así por no darle el boato que de ninguna manera es digno de ello) ha demostrado lo que es, un elefante en una cacharrería, aunque quizás, en esta ocasión, venga más al pelo lo del elefante entre una colección (muy cara por cierto para el erario público), de jarrones chinos. Sin embargo, este vecino del mundo le ve, entre lo desgarbado y primitivo de sus movimientos y educación, si la tuvo, más como un oso (pidiendo perdón al poderoso plantigrado), naturalmente, americano, .Cada vez que hablamos del Presidente de los Estados Unidos, no puedo evitar acordarme de Clint Eastwood, el gran actor, por ser uno de sus máximos defensores, antes de ser elegido Presidente.
Por lo menos, personajes como Harry El Sucio, y sucedáneos, tenían un código ético aunque fuera muy especial, sin embargo, el Señor Donald no es que desconozca el término “ético”, sino cualquier palabra relacionada con “educación”
El americano medio no puede estar orgulloso de lo que está por ahí, se supone, llevando la máxima representación de su país.
La escena del Señor Donald y familia (esposa e hija) delante del Papa Francisco, es todo menos seria. Y prueba clara de cuándo se hacen las cosas de sentimiento, o se hacen forzadas, porque no queda más remedio. Lo de las mantillas en sendas cabezas, recuerda más a la pluma del comienzo y final de Forrest Gump (como el aire las quiso depositar), que a ser unas más en la "humildad" ante Dios.
Si ya en sus tiempos de negociante, como se diría en los años cincuenta, Donald ha debido de dejar detrás muchas víctimas, sus comienzos de Presidente, no le van a la zaga, leyendo la cartilla, de la que se ha hecho dueño y señor, a los demás componentes del llamado G7, tachando a muchos de ellos, como mínimo de morosos, sino de gorrones, en cuanto a gastos de defensa se refiere. Y para culminar, dejando claro que a él lo del cambio climático le trae al pairo. Quizás, tanto como a su mujer deslizar cualquier muestra de amor hacia su marido, como cogerle de la mano, la que ha rechazado, dicho sea de paso, en varias y cantadas ocasiones.
Quizás, y como ayuda, al Señor Donald, se le debería traducir, y hacerle entender, que sin duda será mas costoso, el refrán español "Cría cuervos y te sacarán los ojos", y la expresión "Arrieros somos y en el camino nos encontraremos". Porque, sin duda, en ellos podría encontrar gran parte de su futuro.
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