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El otoño dentro de una palloza: balboa

Por Pinceladasdeunamicroviajera @microviajera

Los Ancares cubiertos de otoño. Foto: Sara Gordón

Los Ancares cubiertos de otoño. Foto: Sara Gordón

Mi estación favorita del año es el otoño. Me ha costado años decidirme, pero ahora lo afirmo con la rotundidad de una decisión meditada. Me gusta el contraste de los cielos nublados y los colores, rojos, naranjas, verdes y amarillos de la naturaleza. Me gusta el manto de hojas que cubre el monte y el ruido roto de las pisadas. Me gusta el frio soportable, las bufandas y el calor del interior. Me gusta la gente que va a recoger setas (algún día yo también sabré diferenciarlas y saldré todos los otoños a fotografiarlas y cogerlas). Me gusta la incertidumbre del tiempo. Me gustan las rutas en otoño y andar levantando las hojas. Me gusta la costumbre del magosto y calentarme las manos con castañas calientes. Me gusta la tibieza del sol que sólo ilumina y da contornos. Me gustan las mejillas coloradas y la nariz fría. Me gusta la intimidad de una estación que pasa inadvertida.

La torsión de un castaño gigante. Foto: Sara Gordón

La torsión de un castaño gigante. Foto: Sara Gordón

En Balboa el otoño se filtra por cada callejuela, por cada rincón de su montaña y ofrece al paseante un sinfín de tonalidades. El viento recorre el pueblo removiendo una y otra vez hojas de castaños retorcidos y estrujados para dar de comer las bocas de los bercianos que allí habitan.

Una teoría sobre el origen del término

Una teoría sobre el origen del término “magosto” habla de que viene del gallego donde significaría “gran fuego”. Foto: Sara Gordón

El esqueleto de un castillo del siglo XIV se levanta estoico entre los cuerpos desnudos de montones de castaños que lo protegen de los siglos a la intemperie.

En la actualidad solo queda en pie parte de la torre del homenaje y algún resto de sus muros. Foto: Sara Gordón

En la actualidad solo queda en pie parte de la torre del homenaje y algún resto de sus muros. Foto: Sara Gordón

Entre todos estos atractivos Balboa esconde otro que hace referencia a sus gentes y a su pasado: las pallozas. Son las casas típicas de los Ancares con los muros hechos de losas de piedra y el techo tejido con las ramas de los árboles y cubierto de paja. Y dentro de las pallozas, el calor del interior, de la comunidad, de la intimidad, del contraste con el exterior y de un fuego central que asa castañas y embellece el ambiente. Dentro de la palloza mayor de Balboa, un restaurante con sonidos celtas, comida deliciosa y un fuego que nos habla del otoño.

Actualmente en este pueblo hay dos de las Pallozas más visitadas de todo los Ancares;

Actualmente en este pueblo hay dos de las Pallozas más visitadas de todo los Ancares; “La Palloza de Balboa” y “La Palloza de Chis. Foto: Sara Gordón

En los Ancares, la Palloza es un todo; donde personas, animales, alimentos y cosas, conviven bajo el mismo techo. Foto: Sara Gordón

En los Ancares, la Palloza es un todo; donde personas, animales, alimentos y cosas, conviven bajo el mismo techo. Foto: Sara Gordón

 


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