Revista Espiritualidad
Todo en la vida es cíclico y las estaciones del año son la principal muestra de ello. En algunas partes del planeta tierra hace muy poco hemos despedido al verano para dar paso al otoño.Las renovaciones son perfectas y el ser humano las necesita para desarrollarse y crecer, de lo contrario todavía seguiríamos siendo una ameba, lo cual tampoco está mal, sería perfecto también, solo que no es así.
Aunque cuesten, los cambios vienen acompañados de una serie de fenómenos que parecen duros al principio pero al final se agradecen. El paso de una estación a otra ofrece un reciclaje de conciencia, a una transformación por dentro y por fuera.La naturaleza es sabía. Así cómo la primavera y el verano nos brindan su calor, su luz, y el sol invita al florecimiento, a la exposición y a salir hacia afuera, el otoño y el invierno son etapas de recogimiento. Los días se acortan, y el frío hace que nos sintamos mejor dentro de casa y mejor dentro nuestro. Es es la mejor época para la introspección, para planear cosas, hacer proyectos, y trabajar en uno mismo y en lo que uno ama. El otoño por naturaleza hace que te renueves en todos los sentidos. Despréndete de todo lo que no te sirve como él lo hace con las hojas secas.Y como las hojas secas, tu piel también muta. Las células se renuevan y el bronceado de verano se desmigaja dejando a la vista tu color original, ahora más que nunca eres tú mismo.Si seguimos a la naturaleza sin intentar luchar contra ella siempre todo es más fácil. Una de las maneras es comer los alimentos que te ofrece la estación, aprovechar que están frescos y que tienen menos manipulaciones químicas. De alguna manera la naturaleza los trae en esta etapa del ciclo porque sabe que nuestro cuerpo ahora más que nunca los necesita: Calabazas, mandarinas, castañas, higos, hongos.No voy a dar una dar una lista detallada de todos los nutrientes que aportan porque no creo que sea necesario, simplemente si están aquí y ahora es porque es lo mejor que nos puede pasar.Aprovechemos el otoño para renovarnos, para desprendernos de viejos patrones, para pensar en uno y en lo que queremos, para amar y cuidar a los demás, (que mejor que el frío para unas buenas sesiones de calor humano) para diseñar y armar tus proyectos. ¡Un abrazo! Candela