Alba mueve las manos lentamente mientras canta una canción de lo días de la semana. «Acordarse de que el lunes es como un caracol y el domingo una cruz», les dice a unos 25 niños de segundo de Infantil del colegio Carola Ribed. Ellos la miran y la imitan. Mueven sus manos para nombrar el resto de los días de la semana. Antonio se levanta impaciente y Alba mueve sus manos para decirle que se siente con sus compañeros. Aquí las palabras pronunciadas no importan, son las manos las que hablan. Es una de las clases de lenguaje de signos que se está impartiendo en todos los niveles del colegio Carola Ribed. Desde primero de Infantil hasta sexto de Primaria. Es el otro bilingüismo.«Desde el colegio apostamos mucho por la integración de todos los alumnos, sin excepción alguna», cuenta María del Carmen Bonilla, logopeda del centro. El proyecto, que ha ido creciendo poco a poco, dio sus primeros pasos hace cinco años. Chelo Mazorre, una de las monitoras, tiene una pérdida auditiva del 80% y el resto de los profesores quisieron aprender el lenguaje de signos para comunicarse con ella. A esto se sumó que el centro tiene cuatro niños con discapacidad auditiva y un quinto con problemas en el habla por lo que decidieron aplicar lo aprendido en sus aulas para mejorar su rendimiento escolar. «Gracias a Chelo impartimos lengua de signos durante todo el año en las clases en la que hay niños con problemas auditivos». Pero este año, el proyecto creció un poco más, y gracias a un acuerdo con el Instituto Drago donde se imparte el ciclo formativo de grado superior Interpretación en Lengua de Signos, un alumno realiza sus prácticas en el Carola Ribed, bajo la supervisión de Chelo. Así, durante unos tres meses, todos los niños del colegio aprenden durante una hora a la semana el lenguaje de las manos. «No queremos quedarnos ahí y el próximo curso en vez de tres meses será durante seis meses». Poco a poco.Un futuro más fácilPara Chelo Mazorre se trata de «una experiencia conmovedora porque el futuro de los niños con problemas será más fácil». Ella misma sabe de lo que habla. «Las cosas han cambiado mucho. Antes los niños con necesidades especiales eran derivados a otros centros. Ahora, todos los niños van junto y se apuesta por la integración total. Si los acostumbramos desde pequeños, podremos eliminar las barreras», relata Chelo.María del Carmen Bonilla lo corrobora. «Hemos notado que al incluir el lenguaje de signos, el rendimiento escolar mejora muchísimo. Además aprenden a relacionarse mucho mejor. Todos tenemos la necesidad de comunicarnos y eliminar las barreras ayudan».
http://www.lavozdigital.es/cadiz/v/20130420/cadiz/otro-bilinguismo-20130420.html
Revista Solidaridad
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