Decía el filósofo de los tiempos romanos que: "todos somos esclavos y dueños de nuestro pasado"
as fotos de Feijóo con su amigo Marcial han caído como un jarro de agua fría en la casa de Marhuenda. Las primeras de La Razón han lanzado todo su arsenal de retórica barata contra los tejados de Cebrián. La erosión del tiempo y la honorabilidad de Dorado, antes de ser empapelado, son los argumentos utilizados por los zócalos de la Caverna para desmantelar la ecuación: Feijóo igual a chorizo. Con el título: "Juicio sucio contra Feijóo", el articulista de la Derecha habla de conspiración contra uno "de los barones más influyentes" del partido y "bien colocado para el futuro". Desde "los chuzos de tinta", nombre de la columna contigua de Javier G. Ferrari. El colaborador de Francisco habla de "chantaje para frenar la ascensión" del líder de la Xunta. Son precisamente, estos argumentos esgrimidos por el brazo mediático de la Derecha, los que invitan a la Crítica a poner los puntos sobre las íes en las vergüenzas de Génova.
Las fotos de Feijóo con su amigo Marcial han caído como un jarro de agua fría en la casa de Marhuenda
La estética y la política, tal y como hemos argumentado desde los miradores de twitter, van cogidas de la mano. No resulta bonito que el Presidente de una Comunidad -elegido democráticamente, faltaría más- aparezca en un barco con el torso desnudo junto a un capo del narcotráfico. A pesar del carácter antiguo de las fotografías – fechadas allá por el 1995 – la imagen pone contra las cuerdas la honorabilidad y prestigio del elegido. Decía el filósofo de los tiempos romanos que: "todos somos esclavos y dueños de nuestro pasado". Hoy, esta máxima del ayer ilustra con creces la desdicha del gallego. Las "amistades incorrectas" de Alberto han supuesto un antes y un después en su impecable carrera hacia los portales de la Moncloa.
La teoría de la conspiración, que tanto gusta a los señores del PP, vuelve a resurgir con fuerza en sus discursos presentes. Probablemente, no tardaremos en leer en el medio de Pedro J. que: Rubalcaba está detrás de Bárcenas y Feijóo. El "no me consta" de Cospedal y el tirar piedras contra el tejado de los otros, sientan las bases de una forma de hacer política marcada por los silencios del presidente. Hoy, Sin ir más lejos, Rajoy ha comparecido ante los medios. Ha comparecido, decía, atrincherado en el plasma de la derecha, para evitar ser preguntado por las vergüenzas de su partido. En tiempos democráticos vuelven a sonar con fuerza las sintonías del No-Do. Las mismas trompetas que, tres décadas atrás, abrían los telediarios del mediodía para difundir las hazañas del Generalísimo. Con el gesto de hoy, el periodista se convierte, una vez más, en un títere de usar y tirar al servicio de su "caudillo". La culpa, y decimos bien, la tienen los medios por servir de trbuna propagandística al Ejecutivo. Un Ejecutivo utilitarista, que solamente utiliza a los medios de forma maquiavélica.
El "caso Bárcenas" y ahora "el marrón de Feijóo", vuelven a manchar al PP de los tiempos de Correas. Por mucho que espere Rajoy a que el temporal escampe, la estética de su partido se evapora día tras día por las chimeneas de los medios. Los mismos altavoces a los que les niegan la voz como signo de cobardía. Probablemente no rodará la cabeza de Núñez pero las alas del gallego ya no volarán los tejados azules de Génova. No volarán porque no estaría bien visto que el supuesto sucesor de Rajoy sea el mismo que en su día se codeaba con Marcial. El contrabandista que años después, de aquel fatídico flash, fuera condenado narcotráfico.
Después de este humilde paréntesis, seguiré leyendo La Razón para ilustrar mi próximo post de la Crítica. Próximo post que, salvo imprevistos de última hora, versará sobre la indignación de Francisco Marhuenda ante: la preocupación de Izquierda Unida porque la Casa Real informe sobre los tejes y manejes de su supuesta herencia en Suiza. Según La Razón: "el caso está prescrito".
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