Revista Opinión

El Otro Yo

Publicado el 27 noviembre 2018 por Carlosgu82

Cuantas veces desesperas de la impotencia de correr para otro lado, cuando levantas la mirada y ves que el aire se escapa de tu vista, que cada vez más lejos está esa sociedad, perdida, la que aprecié cuando era niña o cuando tan solo había paz. Más lejos de ser mejor, mas cerca de tus manos para poder cambiarla. Pero solo puedes pensar en derrumbar la pared y mirar quién está del otro lado, pero simplemente, no sabemos si hay alguien…

Hoy caminaba por la plaza y veía niños salir de la escuela, algunos contentos, otros tristes, sus ojos escondían algo, era el dolor de volver, y no de volver a casa. Esto es un desierto, nadie ve el sufrimiento de un niño, con padres, que es abandonado a causa del trabajo, se refleja en su mirar, porque saben que al volver a casa estarán solos, mirando televisión, jugando solos, preocupados por la tarea, la cual no la comprenden y no pueden esperar a sus padres para preguntarles, porque la noche llega y con ello su cansancio, su peso, su debilidad y su volver a empezar.

De nuevo el día y salir cada mañana como el sol, es algo difícil, estos niños aman la paz, pero sobretodo aman crecer junto a los que le rodean y que mejor que su familia para llenarlos de suspiros, risas y juegos. No solo la escuela es su familia, los educadores hacen de apoyo, para que no se corte el hilo de la enseñanza.

Solo ensúciate un poco, hazte un tiempo para compartir con los niños de hoy, que serán el futuro y soporte del mañana. Deja caer tu otro yo que nunca es tarde para levantar la mirada y sorprenderlo a la salida.

Esta es tu sociedad y es la casa que preparas a tus hijos, déjalos con el mejor recuerdo, para que formen un camino firme y muy fuerte en la alegría. Que todos nosotros, también, fuimos esos niños.


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