Desde la llegad a casa de la recién nacida, a la cual llamaron Dorothy, todo el mundo estaba muy contento sobre todo el bueno de John en cambio Lucy no tenía la misma felicidad, quizás ella sabía algo más de lo que aparentaba.
Los primeros años de la pequeña familia habían transcurrido de una forma liviana, dorothy ya tenía casi cinco años era las niña más bella del pueblo aparte de que dotaba de una gran inteligencia, John como padre no podía estar más orgulloso de su familia sobre todo de su pequeña.
La llegada del invierno solo significaba una cosa para la familia, se acercaba el cumpleaños de dorothy iba a cumplir los cinco años, lo que nadie sabía aparte de Lucy es que ese sería su fin. El día había llegado habían preparado una gran fiesta para su primogénita, ella no podía ser más feliz vinieron todos los niños del pueblo, jugaron a diversos juegos y comieron todos los dulces que quisieron, si, fue un gran día. Esa misma noche a John le había despertado un leve ruido proveniente de la habitación de su hija, rápidamente salió hacia allá, en cuanto entro dorothy estaba comiéndose una rata que pasaba por la habitación y se dirigía a su habitáculo, John se había quedado en shock no podía moverse, la niña se giro, lo miro y mostro sus dientes afilados y llenos de las entrañas del animal entonces al mismo instante John se desmayo y quedo en el suelo toda la noche.
A la mañana siguiente despertó en su cama como si nada hubiera pasado, enseguida se dirigió a la habitación de dorothy, ella estaba durmiendo no había rastro de ninguna rata y tampoco de manchas de sangre, entonces pensó simplemente que había sido algún tipo de sueño y lo dejo pasar.
Mientras tanto Lucy limpiaba a fondo las ropas ensangrentadas de dorothy, ella sabía lo que pasaba, pero esa necesidad de convertirse en madre la había trastornado por completo y no querría que descubrieran lo que en verdad era su hija.