Revista Cine

El padre (The Cut). Gélido desierto

Publicado el 03 julio 2015 por Criticasen8mm @Criticasen8mm

El padre (The Cut). Gélido desiertoTítulo original:
The Cut
Año:
2014
Fecha de estreno:
03 de julio de 2015 
Duración:
138 min
País:
Alemania, Francia, Polonia, Turquía, Canadá, Italia
Director:
Fatih Akin
Reparto:
Tahar Rahim, Makram J. Khoury, Simon Abkarian, Bartu Küçükçaglayan, Kevork Malikyan, Arsinée Khanjian
Distribuidora:
Golem Distribución
Fatih Akin es uno de esos directores que suele contar con el respaldo de la crítica. Desde que se llevara el Oso de Oro en Berlín por el frío y descarnado retrato de la inmigración que supuso ‘Contra la pared’, el turcoalemán se ha convertido con sus posteriores trabajos en un habitual de los festivales más prestigiosos, llamando la atención que ‘El padre (The Cut)’, su proyecto más ambicioso hasta la fecha, haya sido vilipendiado por la misma y acusado de una exasperante falta de ritmo. En él, el director intenta reflejar el genocidio armenio llevado a cabo por el Imperio otomano en el contexto de la I Guerra Mundial a través de la larga travesía vivida por Nazaret Manoogian, un hombre que se ve obligado a dejar atrás su familia y todo cuanto posee cuando es arrestado por los Jóvenes Turcos.
El padre (The Cut). Gélido desierto 
Con la colaboración de Mardik Martin, guionista de origen armenio, Akin construye una historia grandilocuente con tintes de epopeya que peca de ser excesivamente ambiciosa en su propósito de mostrar los infinitos horrores del exterminio. Al igual que en otros ejemplos de películas donde el héroe tiene que vivir toda una odisea para reencontrarse consigo mismo y cerrar un capítulo tumultuoso de su experiencia vital, ‘The Cut’ cuenta con un gran número de escenas de relleno que remarcan una y otra vez la misma idea o que poco aportan al conjunto final. De hecho, la ambición es tal, que podría decirse que encontramos dos películas en una. Mientras que la primera parte transcurrida casi en su totalidad en paisajes desérticos cuenta con algún que otro aspecto destacable, como el mimo que pone el director por crear imágenes de poderosa belleza en su composición, el posterior viaje del protagonista a través del globo para encontrar a sus dos hijas desaparecidas cae directamente en el tedio y lo rutinario.
Gran parte de la falta de empatía hacia la historia que se cuenta radica en el escaso interés del director por construir unos personajes que vayan más allá de la mera anécdota. Preocupado por crear un cine épico al más puro estilo de las grandes obras de David Lean, Akin ningunea y empequeñece el resto, siendo, a excepción de la figura central que permanece muda casi la totalidad del metraje, meras comparsas que ponen de manifiesto lo que éste no puede transmitir. Además, nos encontramos ante un cine que, pese a que pretende dar luz a una terrible realidad de la que poco se habla, se muestra excesivamente maniqueo ante la ausencia de claroscuros en los personajes secundarios, siendo especialmente sanguinarios y despiadados “los malos de la película”.
Un cine clásico mal entendido en el que poco queda del Akin arriesgado y subversivo que conocimos hace poco más de una década. Tahar Rahim, actor que llamó la atención con su laureada interpretación en ‘Un profeta’, soporta estoicamente sobre sus hombros todo el peso de la trama, pero la gelidez de la propuesta impide que podamos compartir junto a él su larga travesía, ni siquiera sentir un mínimo de compasión ante las continuas y fortuitas adversidades a las que hace frente, resultando así una gran indiferencia cuando al fin obtiene su luchada recompensa. 
 4/10

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