Cuando voy a mi pueblo en Sinaloa, que al igual que todos los asentamientos en el país dedicados a actividades primarias, se observa la pobreza en muchos ámbitos.
En todas estas poblaciones y los cinturones de miseria en las ciudades vemos a las personas vistiendo camisetas y cachuchas con los logotipos de las distintas campañas políticas, en México esto ya es una burla, nos la pasamos de campaña en campaña para elegir a los funcionarios públicos que dirigirán el uso de los recursos, cada vez más escasos.
Cada tres años el gasto que se realiza por cuestiones políticas es absurdo, la parte visible son estas camisetas y gorras con los estúpidos eslogans:
* El gobierno del cambio.
* La ciudad de la esperanza.
* La solución somos todos.
* Te va a ir mejor.
* México decide.
* Al senado yo voy por ti.
* Por un gobierno ecológico.
* Alianza por el cambio.
Y un largo etcétera de frases cuyo único interés es que suenen agradables y que una vez pasada la elección en cuestión se van al cajón de los olvidos, junto con la moral.
Desespera conocer los miles de millones de pesos que se tiran a la basura en pancartas, lonas impresas que cubren costosos anuncios espectaculares, spots en radio, planas completas en los periódicos y minutos completos en la televisión, tan solo en días recientes el gobernador de Nuevo León gastó casi 3/4 de millón de dólares en la producción de un comercial para TV con calidad cinematográfica, y es que no solo son campañas políticas cada 3 años, una vez en el puesto hay que seguir gastando para engañar al pueblo y tratar de demostrar que se trabaja y tratar de que el amigo del partido quede en el puesto.
Al final del día, todos los recursos que se debieron utilizar para conseguir seguridad y condiciones que propicien la creación de empresas y con ello fuentes de empleo se van al caño y nos quedan millones de mexicanos que a falta de vestimenta usan esas camisetas de campaña, que nos siguen restregando en la cara lo dejados y lo pendejos que somos la mayoría.