¿Qué pasaría si en un país pequeñito lleno de corrupción un grupo de mujeres gana las elecciones y su primera medida es quitar a todos los hombres temporalmente de sus puestos de trabajo para que se ocuparan de la casa y comprendieran los siglos de dominación masculina? ¿Qué pasaría si invirtieran en conseguir que la conciliación familiar y laboral fuera real? ¿Y si pusiera a los violadores en jaulas públicas y les tatuara una V en la frente?
La autora dice: “Hasta ahora, el mundo ha sido manejado por los hombres. Las mujeres que han intentado ejercer el poder, se han sentido obligadas a de-sexualizarse y a poner en neutro sus hormonas y su feminidad. Este libro plantea el poder como un proyecto de la mentalidad femenina, ordenado y re-pensado para cambiar el centro de donde irradian los esquemas que luego se reproducen en la sociedad: la casa misma. Viviana Sansón y sus amigas del Consejo del PIE, gestan un poder que empieza por casa. Se trata de eliminar la semilla de la primera forma de dominación: la dominación de la mujer a manos del hombre.”
Me gustan los libros que parten de una situación hipotética para ponerla en marcha en la realidad, muy al estilo de Saramago. El problema es que en este libro hay ocasiones en las que la fantasía te saca de la novela. Es triste que necesite de tanta ficción para hacer creíble la situación de que un grupo de mujeres gane unas elecciones (pero entiendo las vueltas del argumento). Quitando este inconveniente tantea cuestiones que creemos superadas y no lo están. Te hace replantearte situaciones, proyecta soluciones lúcidas y originales y la lectura es muy amena y divertida. Los personajes te convencen (al menos a mí) y te conducen con ellos a comprender su realidad y a plantearte la tuya.
“El feminismo es muy variado. El problema para mí no es lo que se piensa de las mujeres, sino lo que nosotras hemos aceptado pensar de nosotras mismas. Nos hemos dejado culpabilizar por ser mujeres, hemos dejado que nos convenzan de que nuestras mejores cualidades son una debilidad. Lo que tenemos que hacer es demostrar cómo esa manera de ser y actuar femenina puede cambiar no sólo este país, sino el mundo entero.”
“Definimos la felicidad como un estado donde las necesidades esenciales estén resueltas y donde el hombre y la mujer, en plena libertad, pueden escoger y tener la oportunidad de utilizar al máximo su capacidades innatas y adquiridas en beneficio propio y de la sociedad.”
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