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El país de las ranas - Pina Rota Fo

Publicado el 28 junio 2019 por Rusta @RustaDevoradora

El país de las ranas - Pina Rota FoEdición: Errata naturae, 2019 (trad. Miguel Ros González)Páginas: 168ISBN: 9788417800130Precio: 15,00 €
El país de las ranas, el único libro de Pina Rota Fo(Sartirana Lomellina, 1903 – Luino, 1987), es uno de los secretos mejor guardados de la literatura italiana del siglo XX, que ahora se publica por primera vez en castellano. La autora, madre del premio Nobel Dario Fo, lo escribió en los años cincuenta, en retazos breves, sueltos, y no vio la luz hasta 1979, de la mano de la prestigiosa editorial Einaudi. Lejos de cualquier ambición literaria, Pina Rota Fo redacta unas memorias de su niñez, en el seno de una familia de granjeros del norte de Italia, con frases sencillas, pero incisivas. Como suele suceder con los textos de personas ajenas al círculo intelectual, sus páginas rebosan frescura, honradez y viveza. Evoca imágenes penetrantes del mundo rural de antaño, de una forma de vida que quedó atrás, y recupera el «léxico familiar» de sus padres, no exento de aspereza y tensiones.Pina Rota Fo pertenecía a una familia numerosa de trabajadores. Sus primeros recuerdos se sitúan en torno a la Primera Guerra Mundial, que comenzó cuando ella tenía once años. Con los hombres del pueblo en el frente, en casa les preocupaba que la contienda se alargara, pues podrían llamar a filas a uno de sus hermanos. Mientras tanto, ella observaba a las chicas que permanecían a la espera de noticias de sus prometidos. Llama la atención cómo esta Pina preadolescente, en busca de referentes femeninos ajenos al hogar, traba amistad con una joven mayor que ella, Elisa, de la que habla con mucho afecto. Después de la contienda, llegó la epidemia de gripe española. Todo ello, unido a la dureza inherente al campo, se traduce en una infancia sin algodón, la niña se familiariza muy pronto con la enfermedad y la muerte, se curte en la cara menos amable del ser humano, se hace adulta de manera precoz, algo que en las generaciones posteriores se ha ido perdiendo.Estas no son, por lo tanto, unas memorias bucólicas. Tampoco un relato de supervivencia, ya que todo se asumía como «normal»: la mortalidad infantil, los soldados que no regresaron, la tosquedad de la gente del campo, la modesta escuela, el cuidado de los animales, las plagas, las supersticiones, el orden patriarcal y la vulnerabilidad de las mujeres. En este retrato crudo, que recuerda a algunas novelas de Cesare Pavese (de la misma generación que Pina Rota Fo), sobresalen los padres de la autora: la madre, una mujer que lamentaba vivir en ese lugar infestado de ranas, pero que se resignó a él («Luego mamá seguía con su lamento: “En este pueblo no hay más que ranas, se te meten hasta en casa. ¿Sabéis que las ranas fueron una de las plagas de Egipto?”», p. 22); y, sobre todo, el padre, obstinado y temperamental, que recelaba de cualquier noción de «progreso». Era, además, ateo, y no lo ocultaba, para escándalo de los creyentes más fervientes.

El país de las ranas - Pina Rota Fo

Pina Rota Fo

La terquedad del padre deriva en confrontación a medida que los hijos se emancipan, puesto que no aprueba que se marchen para estudiar o trabajar en una fábrica; un camino, el abandono del campo, que por aquel entonces se entendía como un paso adelante. La autora también alimentó ese deseo de irse, y lo hizo al casarse, cuando se instaló en la ciudad. Este conflicto generacional entre padres e hijos, entre sus dos cosmovisiones, constituye el núcleo más destacable de la obra, que, con todo, no está exenta de ternura en su narración de la amistad, el afecto entre hermanos o la decrepitud del progenitor. Encuentra el equilibrio justo entre el cariño por los personajes recordados y la sobriedad expresiva, que da veracidad al relato, más aún por cuanto reproduce el habla coloquial de los campesinos. El país de las ranas, en suma, es un pequeño hallazgo, una inmersión en una forma de estar en el mundo ya extinta y un recordatorio de que a veces, al escribir, menos es más y no hay nada más conmovedor que una verdad sin artificios.

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