Revista Cultura y Ocio
Pound podía pasarse días enteros sin decir una sola palabra. Una vez lo vi sumido en un silencio agónico en un restaurante, el camarero esperaba con paciente cortesía mientras Olga Rudge, la encantadora compañera de Pound, porfiaba con mimos e insistía, probando un argumento tras otro con poca fortuna. Como no quiso decir qué quería, los demás comenzamos el almuerzo sin él. Fue como ver a un santo romper un voto cuando al fin cedió:
—Gnocchi -dijo.
*Franz Larese (1971): "Ezra Pound in Burano"**Guy Davenport (1973): "Ezra Pound, 1885-1972"