Varios diputados le han dicho al cronista que creen haber visto el pajarito de Chávez picotear la caspa de la cabeza de Pablo Manuel Iglesias durante la fallida investidura de Pedro Sánchez, cuando en su discurso tentó al socialista con besos en la boca y ofreció cual celestina Mi Despacho a otros dos diputados.
El discurso de Iglesias tuvo que estar inspirado por el pajarito que se posa también sobre Nicolás Maduro y que es el fantasma de Hugo Chávez, el milico venezolano de las bromas de sexo de mal gusto, fallecido precisamente este 5 de marzo de hace tres años.
La llegada del avecilla a Madrid recuerda el aniversario del golpista y después ruinoso presidente democrático creador del bolivarianismo, el Socialismo del Siglo XXI, que inspiró y alimentó económicamente el nacimiento de Podemos.
En un programa humorístico de televisión le preguntaron a la atractiva vicepresidenta de estudios y programas del PP, Andrea Levy, qué diputados le parecían guapos. Ella contestó que uno de Podemos con melena, no coleta.
Iglesias Turrión tenía cinco minutos para explicar su postura sobre la investidura en el Parlamento, pero el pajarito le hizo usar la mitad del tiempo en chistes casposos sobre encuentros sexuales y en ofrecerle besos en la boca al jefe de los socialistas.
Dijo que otro beso anterior suyo en la boca de un conmilitón “está calentando” a los políticos españoles, como si fueran gais, y le ofreció Mi Despacho a Andrea Levy para “conocerse” con el diputado guapo de Podemos.
Qué pronto se entra en la Casta. Iglesias Turrión presume ya de Mi Despacho, que le pagamos para que trabaje, pero que como macho ibérico, alfa podemita, quiere dedicado a la lascivia.
Ser Señoría no da educación, ni buen gusto: el pajarito chavista demuestra que el soez y casposo, y aunque presuma de ilustrado, seguirá siendo soez, casposo, pedestre y hortera. Kakistócrata.
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SALAS