Hugo Chávez, fallecido hace año y medio, se le ha aparecido en forma de amoroso pajarito hablador por segunda vez a su sucesor en la presidencia venezolana, Nicolás Maduro.
Los venezolanos poco chavistas califican de ridículos al pajarito y al presidente, un antiguo camionero del que denuncian que es colombiano, no venezolano.
Si fuera así seguramente nació en Macondo, donde ocurrían grandes prodigios que recogió García Márquez en sus Cien años de soledad.
Debemos recordar que el gitano Melquiades le llevó a José Arcadio Buendía, procedente de los siete mares, todos los instrumentos de la alquimia necesarios para transmutar incluso personas, y Nicolás Maduro y Hugo Chávez pueden ser dos de sus logros.
Hugo Chávez pajarito le da mensajes patrióticos a Maduro. Nadie debe tomar a broma tal portento tropical.
En los trópicos la mente se recalienta a veces y crea un estado alterado de la conciencia inentendible para las gentes de climas menos cálidos, donde los muertos no son tan alegres y se aparecen como fúnebres fantasmas.
“Estoy feliz, lleno del amor del pueblo, de la lealtad de mi pueblo”, le dijo el pajarito a Maduro en su última aparición. Sólo los corazones de pedernal no se emocionan al oír tan sentidas palabras.
El fundador del neobolivarianismo castrista ya se le había aparecido a su heredero el 2 de abril de 2013, casi un mes después de morir, como “pajarito chiquitico” para darle buenas noticias sobre su nuevo estado y bendecir a Venezuela. Es un santo milagroso al que deberían canonizar.
El cronista, que es de tierras por las que viajan gitanos como Melquiades leyendo en ferias “La suerte del pajarito”, cree que Maduro no miente, que ve y oye a Chávez, y que ha transmutado Macondo en Venezuela.
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SALAS