Muchos hemos deseado alguna vez tener una casa de campo en las montañas, lejos del mundanal ruido y toda la pesca. Algunos se conformarían con una modesta cabaña, otros querrían una villa… y si puedes permitírtelo, ¿por qué no un palacio?
Drachenburg fue construido entre 1882 y 1884, aunque se remodeló y redecoró varias veces, primero por los descendientes del barón von Sarter y después según las diversas instituciones que lo ocuparon. Su aspecto actual se debe a Paul Spinat, quien lo compró en 1971 y lo restauró para el público, abriendo sus puertas a los visitantes dos años después, aunque no se restauraría completamente hasta 2011.