Revista España
En los próximos días vamos a introducirnos de lleno en una de las casa-palacio más importantes de nuestra ciudad: la casa de la Condesa de Lebrija.
El museo sevillano de la Condesa de Lebrija es mucho menos conocido, incluso entre los mismos sevillanos, que otras casas-palacios de la ciudad de Sevilla como pueden ser la Casa Pilatos, la Casa Guardiola, la Casa Fabiola o el Palacio de Dueñas. Existe un motivo fundamental para que se diera esta circunstancia, aunque siempre ha estado abierto para los estudiosos, la casa ha permanecido en manos privadas entre los descendientes de doña Regla Manjón y Mergelina, condesa de Lebrija, compartiendo el edificio, de esta manera, una doble función, por un lado como galería pública y, por otro, como residencia privada de la familia.
Doña Regla Manjón y Mergelina, condesa de Lebrija a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, adquirió en 1901 la casa perteneciente al número 8 de la sevillana y céntrica calle Cuna siendo ya viuda de D. Federico Sánchez Bedoya, quien fuera alcalde de nuestra ciudad.
Tras el fallecimiento de su marido en 1898 es cuando doña Regla se embarcó en una empresa museística en la que invirtió todo su entusiasmo y buena parte de su capital. En 1901 adquirió la casa actual de la testamentaría de la condesa de Torrecuéllar. Aunque esté considerado como un sólo inmueble, en realidad se trataba de dos casas, las antiguas número 12 y 18 de la calle Cuna.
Los orígenes de la casa se remontan a 1632, que es cuando se documenta que la familia Payba, de origen portugués y extremadamente rica, adquiere el inmueble. Posteriormente, por vínculos matrimoniales, la casa pasa a ser propiedad del conde Miraflores de los Arcos. En 1830 la casa es adquirida por Alonso de Santiago para utilizarla como casa de préstamos. Éste la vendió en 1861 a la condesa de Torrecuéllar, de cuya testamentaría pasó a manos de la condesa de Lebrija en 1901.
Desde su adquisición y hasta 1914, doña Regla no dejó de realizar reformas en la casa. Su visión era adaptar las adquisiciones arqueológicas y artísticas a la propia vivienda, aún a costa de tener que realizar obras.
En la casa-palacio-museo de la condesa de Lebrija tiene especial tratamiento las antiedades romanas, muchas de ellas extraídas de la cercana Itálica, sin embargo también vamos a poder ver algunas piezas musulmanas, otras de las civilizaciones precolombinas y algunas más posteriores a la conquista de América. Por último nos encontraremos de algunas piezas procedentes de monumentos andaluces ya desaparecidos, sobre todo en azulejos y cerámica.
El arquitecto elegido para la labor de adaptación y reforma del edificio fue José Sáez López, cuya misión principal era integrar en dicho edificio todas las adquisiciones de la condesa de Lebrija. Aunque era la condesa quien le indicaba donde debía colocar cada una de ellas, Sáez López también trabajó con una gran dosis de libertad en sus diseños.
Doña Regla quería diseñar la versión moderna de una casa sevillana: primero romana, después árabe, finalmente andaluza, de forma que su legado se perpetúe por los siglos. Tal como la describió su propietaria, “la casa es un relicario donde he guardado las venerables memorias de mis abuelos, los sagrados objetos de mis llorados muertos, las lujosas preseas de mi juventud, los fúnebres crespones de mi luto y los artísticos tesoros durante toda mi vida acumulados”.
Esta es la breve historia de la casa-palacio-museo de la condesa de Lebrija de la que vamos a hablar en los futuros post. Como podemos intuir, nos queda mucho por visitar y descubrir. Sigue leyendo >>>
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