Palacio de Medinat al-ZaharaLa ciudad y palacio de Medinat al-Zahara fue una de las construcciones más emblemáticas del califato Omeya. Abd al-Rahman III ordenó el inicio de las obras en el 936 a Maslama ibn Abd Allah. Posteriormente fue ampliado por Al-Hakam II. Ubicado en las afueras de la ciudad y entonces capital del califato de Córdoba, es considerado precedente artístico del palacio granadino de la Alhambra y una de las obras cumbres de al-Andalus.Interior del palacio de Medinat al-ZaharaEl palacio de Medinat al-Zahara se halla en las cercanías de la ciudad española de Córdoba y fue mandado construir en el 936 por el califa andalusí Abd al-Rahman III. En la actualidad es un gran espacio en ruinas que apenas demuestra su grandiosidad original. En la fotografía se puede apreciar la estancia mejor conservada, el llamado salón Rico (o de Abd al-Rahman III), situado al sur del conjunto palaciego.
Palacio de Medinat al-Zahara, conjunto palaciego situado a 8 km de Córdoba (España) mandado a construir por el califa Abd al-Rahman III para su favorita Zahara (flor), verdadera joya del periodo califal Omeya.Medinat al-Zahara se extendía en terrazas al pie de sierra Morena. Comenzó a construirse el año 936, bajo el mandato de Abd al-Rahman III, como muestra del fasto y poder de su reino. Actualmente es un gran espacio en ruinas que apenas si habla de las fuentes de mercurio y los mármoles con rubíes y perlas engarzados que allí hubo. Era un gran recinto de planta rectangular de 1.500 por 750 metros, organizado como un conjunto de elementos yuxtapuestos concebidos como estructuras independientes. Cada uno de estos elementos se desarrollaba como una serie de estancias alrededor de un patio central, siendo por lo general una de ellas más representativa que el resto tanto por tamaño como por decoración. En la actualidad queda constancia de dos de estos salones. Ambos presentan una estructura similar de cinco naves precedidas de un pórtico. El mejor conservado se denomina salón Rico, al sur, y presenta la peculiaridad de separar las naves extremas mediante muros de fábrica y reservar las columnas para las naves centrales y su separación del pórtico de acceso. La riqueza decorativa de este salón es una muestra de la precisión y delicadeza a que se llegó bajo el mandato de Abd al-Rahman III. Destacan los mármoles, blancos en los suelos y basas, grises o rosados en los zócalos y columnas; las areniscas de los paramentos, pobladas de dibujos florales o geométricos, figuras simples y yuxtapuestas, hojas de acanto y de vid. Pero especialmente destacan las grandes pilastras que flanquean la entrada. Junto con los chapados de los muros, son estas pilastras el mayor avance decorativo del momento, que combina las influencias orientales con los conocimientos ya asimilados del clasicismo. Medinat al-Zahara es, de cualquier modo, una efímera ciudad palaciega de la que quedan muchos más poemas y crónicas que restos arquitectónicos evidentes.