Autor: M.Belén Márquez
SINOPSIS DE LA EDITORIAL
Cuando la legendaria batalla del desierto de Kirk-Baladh aún no se había borrado de la memoria de los más veteranos guerreros, el poder maligno del dragón Berhelliadath y sus seguidores amenaza de nuevo con destruir la paz del mundo de Hernia y acabar con sus fantásticos habitantes. El ejército de Zanal-Varim, conocido como los paladines de Briah, dirigidos por el caballero Edric Bridel, el aralim Morarg Vorn y el elfo Aradir Ingarion, entre otros valerosos personajes, serán los encargados de proteger a la reina Yvanna de las perversas intenciones que el general Kronendath tiene reservadas para su destino.
"El paladín de la reina" es una novela que entusiasmará a los seguidores de sagas fantásticas como "El Señor de los Anillos" o "Crónicas de Narnia". Una obra épica donde se construye un universo fantástico en el que los personajes centrales deberán someterse a una serie de batallas para conseguir salvar al reino de Hernia de las crueles intenciones del dragón Berhelliadath.
SINOPSIS DE CAROLINA MÁRQUEZ ROJAS
Thildard, el muro mágico que contiene el Mal se ha resquebrajado y ha perdido su poder.
Hernia y sus reinos se hallan en peligro y solo unos pocos tienen conocimiento sobre ello.
Morarg Vorn, el aralim, y Aradir, el elfo, son los primeros en ser conscientes del peligro y aportan sus fuerzas y conocimientos para averiguar la causa del caos.
Mientras, Zanal-Varïm, una de las ciudades humanas del reino de Plenia se enfrenta a una terrible amenaza...tan sólo los Paladines al servicio de la diosa Briah podrán detenerla...tan sólo el Bien podrá detener al Mal, cuidar a los Guardianes, preservar el honor y la lealtad en un mundo de fantasía...
OPINIÓN de Carolina Márquez Rojas
Nunca fui aficionada a la literatura fantástica, porque nunca había leído un libro perteneciente a este género. Simplemente, no me interesaba porque yo leía los libros que le “robaba” a mi madre siendo niña y nunca tuve oportunidad de introducirme en mundos de fantasía, el género fantástico no se hallaba dentro de mi “botín de guerra”. Lo que sí recuerdo es que Belén se pasaba horas leyendo una historia que alguien le regaló durante una enfermedad que la obligó a guardar cama, un relato que ocupaba tres o cuatro tomos, una edición de hace 25 o 30 años, lo que entonces me parecía un tochazo, largo y solemne, con nombres muy raros que suponían un esfuerzo enorme el poder recordarlos todos sin perderse entre unos y otros. Esa historia que a mí me resultaba indiferente, era, ni más ni menos, que El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien.
Y sé a ciencia cierta que fue en ese período cuando nació la afición de Belén por la Fantasía, los mundos irreales y las aventuras de seres surgidos de la más poderosa imaginación que haya existido jamás. Nació así un sueño: crear una historia imaginada por ella misma, escribirla y...publicarla algún día. Después de muchos años de trabajo, esa historia por fin ha visto la luz, bajo el título de El Paladín de la Reina (Paladín de Briah).
Tuve la fortuna, ya hace tiempo, de leer uno de los primeros borradores de la historia. Lo que me costó entrar en ella sólo la diosa Briah lo sabe. No acababa de engancharme y así se lo comenté a la autora. Mi falta de experiencia en el género tenía mucho que ver, desde luego, y se trataba de un borrador...Belén tenía muy claro que aquello no era definitivo y quería mejorarlo. Y vaya si lo hizo, mucho.
De aquella primera lectura me impresionaron muchas cosas, porque después de unos primeros capítulos en los que andaba confusa y perdida, el mundo fantástico de Hernia y sus Paladines comenzó a atraparme. Sus personajes consiguieron hacerme sufrir, enamorarme (no me importaría tener a un elfo como Aradir en mi vida), reir, llorar, sonrojarme y volar a lomos de un dragón -por Dios, qué sería una novela fantástica sin una serpiente voladora, con lo que me gustan a mí-. Nunca creí que Belén escribiera tan bien, tan claro, con un vocabulario tan amplio y frases que no se me hubieran ocurrido en la vida. También recuerdo lo mucho que me reí con Undreas, mi personaje favorito, con el capítulo en la taberna y con la ironía y el lenguaje de algunos de los personajes secundarios.
Y todo ello con un borrador.
En esta segunda lectura todo ha sido más mágico aún. Recordar lo que me impresionó me ha servido para disfrutar la historia doblemente, a lo que se ha unido el hecho de que las modificaciones introducidas por la autora han contribuído a atraparme desde las primeras páginas. Desde luego, la imaginación desplegada es impresionante, hasta existen unos apuntes de lenguas extrañas, con las que algunos personajes se dirigen a Brisazul, la yegua del elfo Aradir, o a Aureón, el dragón del pueblo Sigurd.
La historia contiene todos aquellos elementos del género: personajes clásicos, como elfos, enanos, guerreros (Paladines), otros nuevos pero igualmente fantásticos: sigurds, kurgash, skirdos, aunque lamento que el ejército Oesdán no tenga mayor protagonismo (espero que en la segunda parte Córax y su ejército se impongan al resto); el relato tiene también su dosis de romanticismo...siempre pensé que los elfos eran un poco afeminados -existe un personaje que los llama “nenazas”-, sin embargo Aradir es todo un conquistador desvergonzado e irresistible. Por supuesto, el amor platónico también tiene un lugar, así como la magia, las duras y sangrientas luchas en las que ruedan cabezas, miembros, armas, caballos y todo lo que se mueva en un campo de batalla.
Pero fundamentalmente estamos ante una historia de amistad, lealtad, honor y compromiso. La amistad entre dos seres pertenecientes a razas diferentes, unidos por una misma causa: restablecer el orden y el equilibrio entre el Bien y el Mal, Briah y Binah, la Luz y la Oscuridad. La lealtad de un Paladín a su rey y su sacrificio por el bien común. El honor de los Paladines que les lleva a actuar más allá del deber, y el compromiso de todas las razas de Hernia por superar la Oscuridad.
Una historia para disfrutar más allá de los límites de la imaginación y para comprender cuán importantes son estos valores que olvidamos en nuestras vidas cotidianas.
Espero con ansiedad la segunda parte, y sigo sin haber leído a Tolkien, espero que me perdone por haber preferido antes el relato de M. Belén Márquez.
Yo ya sé quién es El Paladín de la Reina...
CAROLINA MÁRQUEZ ROJAS