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El palo y la zanahoria

Publicado el 02 mayo 2012 por Romanas

El palo y la zanahoria El genio más genio de todos los genios resumió su concepto de la existencia humana en 15 palabras: “la vida es un historia llena de ruido y de furia narrada por un idiota”.
 Toda persona que se atreve a decidir inapelablemente el destino de otro hombre, es un perfecto canalla y merece entrar en la historia universal de la infamia, y 2 gremios constan por derecho propio, en ella, el de los jueces y el de los árbitros de fútbol.
 Uno de mis últimos actos como Decano de los procuradores de mi ciudad fue asistir a la cena de fin de año de los jueces y, en los discursos de los postres, dije: “algún día, cuando el mundo acabe de civilizarse, la humanidad se escandalizará tanto de que haya habido  hombres que juzgaban inapelablemente a otros hombres como de que en otra etapa histórica se admitiera la esclavitud”.
 En ciertos aspectos, un árbitro es mucho más inapelable que un juez.
Contra las sentencias de los jueces caben muchos recursos, entre ellos el muy extraordinario de nulidad, contra la decisión de un árbitro proclamando quién ha ganado un partido de fútbol, no cabe recurso alguno.
 José Plaza, presidente del Colegio de árbitros durante no sé cuántos años dijo: "mientras yo presida este colectivo, el Barça no ganará una liga". Y aquella profecía se cumplió al pie de la letra. Y Plaza pasó, por derecho propio, a la historia universal de la infamia, pero a él le dio igual. El cinismo es la marca distintiva de los genios y un genio es una especie de dios y los dioses no sólo no se ocultan sino que se manifiestan a los hombres.
 Mourinho no ha descubierto nada sólo es un tío capaz de hacer las cosas con todo el descaro del mundo y además blasonar de ello.
 Dice que se entrega en cuerpo y alma a sus equipos pero la noche que el Inter, su penúltimo club, acabó el latrocinio de ganar la copa de Europa, en lugar de irse con los muchachos que lo habían dado todo por él, se fue a cenar no con el presidente del Inter sino con el del Real  Madrid, para vendérsele como el único entrenador capaz de bajar de la peana de mejor equipo del mundo al Barça, ésta quizá sea una de las mayores traiciones de la historia, en términos relativos, claro.  
 Cuando uno de los 2 locos oficiales del entramado madridista, el tal Guasch, se enteró de que el Real Madrid, RM, había nombrado a un furibundo colegiado madridista árbitro de cámara del equipo para que presionara a los que iban a pitar sus partidos, yendo a recibirles, alojarles y acompañarles durante todo el tiempo que estuvieran en la capital de España, exclamó “pero ¿es que no hay en esa casa nadie que tenga un poco de cordura, cómo vamos a vender ahora que los árbitros ayudan al Barcelona?”.
 Ganar un partido en contra de la intención manifiesta del árbitro es una de las cosas más difíciles del mundo, porque esta especie cualificada de juez, decide sobre todas y cada una de las incidencias del encuentro y, como se dice, el fútbol es un deporte de contacto, o sea, cada jugada es una lucha física de 2 tipos para hacerse con el dominio del balón, de tal manera que el árbitro decide, en cada caso, a favor de uno de ellos, de manera que su poder es absolutamente determinante en cada jugada y si su intención se manifiesta claramente a favor de uno de los 2 equipos se producen 2 efectos absolutamente decisivos: el equipo perjudicado se desanima hasta el último límite y, por el contrario, el favorecido se crece hasta la total dominación.
 Y todo esto no sólo lo sabe Mourinho sino todo el que se preocupa por esto del fútbol, lo que distingue a este fantoche portugués es que ha tenido el insuperable cinismo de pasarse a todo el mundo, literalmente todo el mundo, por su propia bragueta, porque él sabe que en el universo globalizado de hoy, como ya apuntara Lincoln, se puede engañar a unos pocos, todo el tiempo pero nunca a todo el mundo todo el tiempo. Pero a él le da igual y, a lo que parece, a Florentino también que todo el mundo vea las canalladas que todo los días de partido se cometen en aquéllos en los que se halla interesado el RM, de modo que el clamor, la indignación y la vergüenza de sentirse no ya despreciados sino incluso odiados por todo el universo futbolístico no les preocupa en absoluto porque, para sentir vergüenza, hay que tener esa capacidad de la que ellos carecen totalmente.
 De modo que, cuando llegó a España para dirigir al RM más que de fichar alos mejores jugadores del mundo, todos los que ha fichado han resultado un estruendoso fracaso, hizo objeto principal de su actividad coaccionar plenamente a los árbitros mediante el viejísimo procedimiento del palo y  la zanahoria: a los que no sirvieran clara y decididamente los intereses de su equipo, el más duro de los palos, agitando furibundamente en su mano, ante toda la prensa, una lista confeccionada por aquel árbitro de cámara, en la que se incluían hasta 13 errores presuntamente cometidos por el juez de aquel partido, y, para los que favorecían descaradamente dichos intereses, las alabanzas más desmedidas y todo ello adobado por el trabajo a fondo de la más perfecta colaboración de los 2 diarios de más tirada del país en términos absolutos, Marca y As, lo que cumplía la misión de aterrorizar a los árbitros que, al día siguiente de que etos panfletos les desprestigiaran plenamente, tenían que convivir en sus ciudades con acérrimos seguidores del RM, capaces de cualquier cosa.
 Resultado, el RM hubiera ganado este liga con la mayor diferencia de puntos posbile si el fútbol que, al fin y al cabo, es un juego no les hubiera hecho la jugarreta de empatar 2 partidos en el último minuto, cuando los árbitros ya no tenían tiempo de remediar dicho desastre.
 Hoy se juega el Bilbao/Madrid, un partido que teóricamente el RM podría perder pero que no lo hará porque ya se ha preocupado el sucesor de aquel José Plaza que predijo que el Barça no ganaría una sola liga mientras él fuera presidente de los árbitros, de designar para que lo dirija ni más ni menos que al colegiado que fue capaz de pitarle al Barça, en su propia casa, ante cien mil espectadores directos, 400 millones a través de la tv,  2 penaltis seguidos, expulsandole además al teórico comitente de los mismos, mientras que al RM estaban MAS DE UN AÑO, sí, han leído muy bien, MAS DE UN AÑO, 365 DIAS, SIN SEÑALARLE UNA SOLA DE ESTAS PENAS MÁXIMAS QUE, CASI SIEMPRE, DECIDEN LOS PARTIDOS.
 O sea que, como titulábamos, Mourinho no ha descubierto nada, se ha limitado a aplicar al caso la táctica más vieja del mundo, la del palo y la zanahoria.



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