Imagen: El País
LA VIDA PUEDE SER COMPRENDIDA HACIA ATRÁS, PERO ÚNICAMANTE PUEDE SER VIVIDA HACIA DELANTE. S.A. Kierkegaard
El Sol saldrá a las 5,55 h. y se pondrá a las 18,02 h.
Esquilache tuvo que salir corriendo y exiliarse al extranjero por, entre otras cosas, prohibir la capa larga y el sombrero de ala ancha con el fin de evitar que los lugareños ocultaran el careto y la espada, ya que la daga y la albaceteña eran compañeras insustituibles de refajo en el camino.
El ministro italiano de Carlos III tuvo que salir por patas por legislar sobre lo mismo que los actuales gobernantes se evaden de realizar sobre los pañuelos en la cabeza de las niñas de religión musulmana en las aulas. Como buenos políticos, trasladan el problema a las escuelas y señalan que es allí donde se debe dictar la norma. Y así nos va. Lo que es respetado y tolerado por unos centros, en otros cercanos es prohibido invocando el sagrado precepto de pluralidad y libertad educativa .
Uno entiende que el respeto exige levantarse y descubrirse la cabeza cuando el que viene es un extraño; así como el trato adecuado de usted. Cosa distinta es cuando todos somos colegas, nos tuteamos y hacemos de la informalidad nuestro código de conducta. En esas situaciones, y me temo que son las habituales en nuestros centros educativos, causa extrañeza que a una alumna se le obligue a quitarse el pañuelo de la cabeza cuando con su compañera de pupitre existe una tolerancia por que muestre el tanga, ir corta de falda o larga de escote. La simetría y la proporcionalidad no es la misma para un hecho semejante.
Algo parecido podríamos decir de las indumentarias. Es cierto que una persona con el pañuelo cubriendo la cabeza puede causar extrañeza, pero debiera ser la misma que la de ese joven que asiste a clase con bermudas, camiseta de tirantes, chancletas y gorrita, con la diferencia de que igual la primera es hasta más educada y estudiosa que el segundo.
Nuestros gobernantes, además de cobardes, parecen no entender que en las aulas hace tiempo que se perdió el respeto y que por los pasillos se pasean los jóvenes con indumentarias que les identifican como grupo. De esta forma, los hay “góticos” ,que visten y se maquillan de negro; los hay roqueros, con largas melenas; raperos, con pantalones caidos, camiseta XXXL y gorra, etc… Esquilache tenía razón en que no se puede ir embozado y además, armado; pero le faltó tolerancia y entender que para el pueblo llano los que desentonaban eran los petimetres de modales apergaminados y las manolas con miriñaque y corsé ajustado.