Nació en Sabardoun, sobre 1280 y su nombre de bautismo fue Jacobo. Su padre fue Guillermo Fournier, y su madre, cuyo nombre se ignora, era sobrina del controvertido papa Juan XXII. Desde sus más tiernos años manifestó el niño Jacobo una propensa inclinación a las letras, por lo cual sus padres, a pesar de no poseer pingues recursos, se preocuparon de que estudiara en los mejores colegios. Así, se formó en Gramática y Retórica en Sabardoun. Estudió Artes y Teología en Tolosa.Tenía la intención de proseguir estudiando en la Universidad de París, mas otra cosa llamó la atención: en un viaje que realizó a su ciudad natal para visitar a sus padres, pasó la noche en la hospedería del monasterio cisterciense de Boulbonne. le bastó esa noche de conversación con los monjes y participar con ellos en la oración coral, para enamorarse de la vida monástica. Y sin ir a su casa a ver a sus padres, pidió el hábito y lo obtuvo ese mismo día. fue un monje ejemplar, lo cual, sumado a sus luces naturales y por el estudio, hizo que su abad le enviara a formarse al Colegio de San Bernardo de París, para que pudiera estudiar en dicha Universidad, como era su primer deseo. En París obtuvo el doctorado en Teología.Una vez terminado sus estudios, fue nombrado Inquisidor para el Languedoc, donde los cátaros extendían cada vez más su herejía. Al mismo tiempo era nombrado abad del monasterio de Fontfroid, de Narbona. Su acción apostólica en la conversión y represión de los herejes, más su labor como abad, llevando al monasterio a altas cotas de santidad y erudición, hicieron que el papa Clemente V le nombrara obispo de Pamiers. En esta nueva labor apostólica, nuestro beato brilló por su acción pastoral y diplomática. Eran los tiempos del papado de Avignon, convulsos y de confusión, al hallarse el papa fuera de la Ciudad Eterna, y sucederse continuamente las intrigas y males que, años más tarde desembocarían en el Cisma de Occidente. El 18 de diciembre de 1327 Juan XXII le creó cardenal y le dio la misión de escribir contra las herejías que pululaban por la cristiandad. Era llamado "el cardenal blanco", pues siempre vestía su hábito del Císter.Jacobo se dio a su tarea apologética, escribiendo varios opúsculos contra los "Fraticelli", un conjunto de sectas que reinterpretaban el Evangelio, llevaban la pobreza a extremos y que terminaron en la impureza y enemigos del papado. También escribió sobre la doctrina de la visión beatífica de las almas. Una corriente, de la que sería partidario el papa Juan XXII, enseñaba que las almas no gozarían de Dios sino hasta después del juicio final. Algunos han acusado al papa Juan XXII de ser hereje por tal creencia, pero en su favor hay que decir que no sería sino después de su muerte cuando se definiría la doctrina católica para siempre, la cual veremos enseguida.Con esta trayectoria no es de extrañar que a la muerte del papa Juan XXII, el 4 de diciembre de 1334, fuera Jacobo el elegido para sucederle. Fue coronado en la iglesia de los dominicos de Avignon, el 8 de enero de 1335, tomando el nombre de Benedicto XII. Dícese que, al saber la noticia de su elección, dijo: "Han elegido a un asno". Apenas fue entronizado en la cátedra de San Pedro, se dedicó a una labor reformadora de la Iglesia, saneó cuentas, retiró prebendas, consolidó la autonomía de los monasterios, restauró varias basílicas de Roma y persiguió la simonía. Para zanjar el asunto teológico de la visión beatífica, en 1336 declaró ex-cathedra la doctrina católica sobre este punto: las almas de los fieles cristianos que mueren en gracia de Dios y los ya purgados, como también los infantes reengendrados por el Bautismo, al momento que expiran ven intuitivamente a Dios, y le gozan después del juicio particular. Esta doctrina sería confirmada por el Concilio de Trento. También escribió algunos tratados espirituales, dispuso cánones y escribió un "Comentario" al Evangelio de San Mateo.Como monje que era, Benedicto XII fue muy celoso del restablecimiento de la observancia monástica, especialmente entre benedictinos y cistercienses. escribió cartas, firmó sentencias y exhortaciones. Recibió a varios abades y los conminó a la reforma. fue muy atento a las necesidades de los romanos, aunque vivía en Francia, Roma era su casa. En una ocasión en que Roma padeció una terrible hambruna envió a la ciudad 9000 florines de oro para socorro de los necesitados. Fue enemigo de la simonía y el nepotismo, manteniendo a sus parientes lejos, y vigilando no recibieran privilegios o cargos eclesiásticos algunos sin merecerlos. A una sobrina suya algunos príncipes quisieron casarla, o algunos prelados la quisieron para forja alianzas, más el papa no lo permitió, sino que bendijo su matrimonio con un desconocido mercader tolosano. Y un sobrino suyo que llegó a cardenal, no lo fue sino después de su muerte. A otra pariente que fue a visitarle para pedirle algún beneficio, le respondió: "Como Jacobo te conozco, pero como Benedicto no tengo parientes"; y así les despidió, dándoles algo de dinero para el camino de regreso.En los temas de política, su principal conflicto lo tuvo con Luis IV de Baviera, quien ya estaba enfrentado a su antecesor Juan XXII. A Benedicto le costaba la reconciliación, por su temor a las represalias de los poderosos Roberto de Nápoles y Felipe VI de Francia. Los obispos alemanes apoyaban al emperador, así como los príncipes electores, y ante la indecisión del papa a hacer la paz y confirmar a Luis, proclamaron en 1338 que el emperador dejaba de pedir la confirmación papal para ser legítimo. Benedicto pasó esto por alto, mas no la ofensa que en 1342 le dispensó el emperador: usó su poder civil sobre la Iglesia, para decretar la disolución del matrimonio de la condesa de Tirol para casarla con su hijo Luis. Benedicto se limitó a que hubiera paz, a que el emperador no persiguiera a la Iglesia.Además, en el ámbito político, reconcilió a los reyes de Castilla y Navarra. hizo paz entre Castilla y Portugal, y entre Nápoles y Sicilia. Apoyó económicamente la reconquista española, y además, otorgó el perdón de los pecados a todos aquellos cristianos que murieran en aquella cruzada. Luego de la batalla de Tarifa, mandó cantar un solemne “Te Deum” en la catedral de Avignon, reconstruida por él mismo. En 1342 fue inflexible con los franceses, entre ellos algunos de la corte papal, quienes secuestraron y pusieron en peligro a unos embajadores del rey Eduardo de Inglaterra. Benedicto mandó apresar a los culpables y una vez liberados los ingleses, mandó ahorcaran a los culpables delante del palacio papal.Benedicto entró a la paz del Señor el 25 de abril de 1342, tendido sobre el suelo y vestido solamente con su querido hábito del Císter, el cual nunca había dejado de usar debajo de sus ropajes papales. Fue sepultado en la Catedral de Avignon, donde aún se veneran sus reliquias. Curiosamente, en el siglo XVII el P. Pedro Lucio, carmelita, le incluyó entre sus santos, creyendo que en Avignon el epitafio del papa decía: "Hic facet Benedicius, quem Carmelus protulit, Cassinus aluit, Vaticanus coronavit". En realidad este epitafio, sacado de "Epitafios Heroicos", de Claude de la Ville, no se refiere al papa Benedicto, sino a otra persona. Para colmo, también se le confundió con Benedicto V, a quien la Orden del Carmen tuvo también como santo propio.Fuente:-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 2. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.Otros santos papas son:
San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Inocencio I. 28 de julio.
San Melquíades. 10 de diciembre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Eugenio I. 2 de junio.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.
San Calixto I. 14 de octubre.
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Gelasio I. 21 de noviembre.
San Lucio I. 4 de marzo.
San León IX. 19 de abril.
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.San Agatón. 10 de enero.San Celestino I. 6 de abrilBeato Benedicto VIII, papa.
A 25 de abril además se celebra a
San Adolio,
abad carmelita
Santa Franca,
abadesa cisterciense
San Ermin, ermitaño
La Aparición de
San Miguel en Roma