Revista Cultura y Ocio

El papa autoriza la beatificación de Ana de Jesús

Por Maria Jose Pérez González @BlogTeresa

El papa autoriza la beatificación de Ana de Jesús

Hoy jueves, 14 de diciembre de 2023, fiesta de S. Juan de la Cruz, durante la audiencia concedida al Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el papa Francisco ha autorizado al mismo Dicasterio a promulgar varios decretos, entre los cuales se encuentra el decreto relativo a un milagro atribuido a la intercesión de Ana de Jesús (Lobera). Este decreto supone que la sierva de Dios Ana de Jesús podrá ser beatificada próximamente.

Ana de Jesús (Lobera), nacida en 1545 en Medina del Campo, es una de las carmelitas descalzas de la primera hora. Desde San José de Ávila, donde ingresó con 24 años, pasó a Salamanca, al fundarse este Carmelo.  Su valía y su rápida absorción del espíritu teresiano fueron percibidos pronto por la Madre Teresa de Jesús, que la puso como formadora, siendo aún novicia, y en 1575, la llevó consigo a fundar a Beas de Segura, donde quedó como priora. Allí recibiría, en 1578 a Juan de la Cruz, escapado poco antes de la cárcel de Toledo, y destinado a una comunidad cercana, la del Calvario. Fray Juan quedó como confesor de la comunidad y entabló lazos de fraternidad con las religiosas, y de ayuda mutua tanto a nivel material como humano y espiritual. Las monjas estimularon su producción poética y de ese contacto, nacieron algunas de las estrofas del Cántico, como continuación de la obra, iniciada en su tiempo de prisión.

En 1582, Juan de la Cruz y Ana de Jesús fundan el Carmelo de Granada, ciudad a la que también Juan de la Cruz se trasladará, al ser elegido prior. De ese modo, los años 1582-1586 son un tiempo de fecunda convivencia entre ambos, de afianzamiento de la amistad. En ese marco, tiene lugar la petición, por parte de Ana de Jesús, de que escriba la declaración, el comentario del Cántico. Juan de la Cruz lo concluye y se lo entrega en 1584. Ambos religiosos eran sumamente discretos. No divulgaron detalles del afecto y la confianza que los unía, pero esa intimidad la podemos adivinar, por ejemplo, en un testimonio de la carmelita Beatriz de Jesús, que escribía, refiriéndose a fray Juan: «Era tan recatado en estas cosas de oración, que si no era con nuestra Santa Madre o con la madre Ana de Jesús, con quien trataba mucho, no las comunicaba».

Ya fallecida Teresa, Ana de Jesús cumplirá el sueño de la Madre de fundar el Carmelo en Madrid en 1586. En este período entabla amistad con personajes de la Corte, dando muestras de una gran capacidad de gobierno y relaciones públicas. Por su liderazgo se la conoce como la “Capitana de las prioras”. Se le encomienda recopilar las obras de la Madre Teresa para entregarlas a fray Luis de León y darlas a la imprenta.

Ante el rumbo que tomaba la Orden bajo el mandato de Nicolás Doria, misógino, obsesionado con el rigor y contrario al humanismo teresiano, Ana de Jesús hizo reeditar en 1588 las Constituciones de Alcalá, incluyendo una aprobación especial del Nuncio de España. Pero la Consulta prosiguió sus planes de reforma de las mismas, y por fin un grupo de prioras, animadas por Gracián, vieron como única salida el recurso a Roma para que confirmase las Constituciones teresianas, evitando que se pudieran introducir en ellas modificaciones arbitrarias. Las monjas consiguieron el respaldo del papa Sixto V con el breve Salvatoris de 1590. Ello les supuso caer en desgracia y afrontar calumnias y represalias. Ana de Jesús fue confinada en su celda durante tres años, privada de voz activa y pasiva y de la comunión diaria. Por su parte, Doria logró que el papa Gregorio XIV, a instancias del rey Felipe II, rectificara el breve de su antecesor, imponiendo un nuevo texto constitucional (1592).

En 1594, terminado el tiempo de castigo, Ana es autorizada a regresar a Salamanca, su convento de origen. Allí será elegida priora (1596-1599) y trabará relación con eminentes teólogos de la Universidad.

En 1604, Ana fue seleccionada, junto con Ana de San Bartolomé, la secretaria y enfermera de la Madre Teresa, para fundar el Carmelo teresiano en Francia, a donde irán acompañadas de otras cuatro religiosas más. A la espera de la implantación del carmelo masculino, las monjas quedaban bajo el gobierno de tres superiores franceses, entre ellos Pierre de Bérulle, con un proyecto de vida carmelita muy diverso al teresiano, lo que ocasionaría fricciones con Ana de Jesús. Crecían las vocaciones y pronto se realizaron varias fundaciones en el país vecino: Pontoise (1605), Dijon (1605) y Amiens (1606). Los conflictos con Bérulle le hicieron plantearse regresar a España, pero recibe la petición por parte de la infanta Isabel Clara Eugenia, de ir a fundar a Bélgica, algo que aceptó a condición de que también fundasen los carmelitas descalzos. En enero de 1607 se establece el Carmelo en Bruselas y enseguida en Lovaina y Mons. En 1610, se fundó el Carmelo masculino, dependiente de la Congregación italiana. Ana de Jesús, desde Flandes, con la ayuda de Gracián, colaboró para difundir las obras de Teresa de Jesús. Los últimos años de su vida sufrió una dolorosa enfermedad, y falleció en Bruselas en 1621. Pronto se abrió su proceso de beatificación, de ahí que se la denomine Venerable.

Hoy se ha autorizado su beatificación.

Accede a algunos estudios sobre Ana de Jesús disponibles en Internet en este enlace

Ana de Jesús, beata, es una obra del P. Ildefonso Moriones sobre la «Capitana de las prioras». Os invitamos a leerla para conocer mejor la que pronto será nueva beata del Carmelo. Descarga el libro completo en este enlace


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