Por: J.M. del Río
Desde hace algún tiempo no escribo para la “Santa Mambisa”. Podría aducir, a manera de justificación, un interminable cúmulo de excusas que podrían cansar al amable internauta que esté interesado en lo que tengo que decir sobre el asunto del título. Lo cierto es que una noticia que escuché por la radio el pasado 5 de febrero, que suscitado un gran revuelo y curiosidad, me impactó de tal manera, que decidí socializar mis pensamientos, para lo cual acudí a la indulgencia de los amigos de esta página que considero el mejor vehículo para ello.
Su Santidad el Papa Francisco, máximo representante de la Iglesia Católica, pisará suelo cubano por segunda vez en menos de un año en una escala antes de su viaje a México y lo hará para dar cumplimiento a un acontecimiento que tendrá una altísima repercusión en el mundo cristiano: sostendrá un encuentro en Cuba con Su Santidad el Patriarca Kiril de Moscú y de toda Rusia, el próximo día 12 de los corrientes. El comunicado de prensa conjunto de la Santa Sede y del Patriarcado de Moscú, subraya que este encuentro se viene preparando desde hace tiempo y “será el primero en la historia y marcará una etapa importante en las relaciones entre las dos iglesias.”
Dicho así parecería como la repetición de una noticia que ha circulado por todos los rincones del mundo, debido fundamentalmente (pienso yo) a lo insólito del acontecimiento. Nuestro gobierno, a través de una breve declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores, ha expresado que “Cuba se siente honrada de acoger la reunión de los primados de la Iglesia Católica y de la Iglesia Ortodoxa Rusa y brindará todas las facilidades para la realización de este “histórico encuentro”.
¿Y qué se dice en el barrio sobre este trascendental cenáculo que tendrá lugar en suelo cubano? La mayoría de las personas, creyentes y no creyentes, con las que he conversado se muestran, primero que todo, gratamente sorprendidos que sus Santidades hayan escogido nuestro país para un encuentro que tiene categoría de histórico y lo consideran como algo ennoblecedor. Por otra parte, un nada representativo grupúsculo de sufragados “opositores”, ha comenzado a “patalear” o mejor dicho a “parlotear” y a buscarle la quinta pata a la mesa por esa decisión ecuménica. Algunos de ellos y de ellas hasta se arropan de “creyentes” para emitir sus inconsecuentes dislates.
Igualmente, me llamó la atención que alguna prensa, de aquella que le disgusta mucho todo lo que sucede en la Cuba de hoy que no se ajuste a sus pretensiones mediáticas, que están supeditadas a “las sugestiones del demonio”, (al que le sirva el sayo, que se lo ponga), generalmente financiada, promocionada y direccionada por aquellos que “no tienen amigos, ni enemigos, sino intereses”, quienes posiblemente se estén cuestionando el por qué Sus Santidades han preferido para su encuentro ecuménico, los aires cálidos de nuestra “Cubita la bella” y no la gélidas temperaturas de Moscú, Roma o de otros países “más apropiados”.
Lo que sí todos podemos estar seguros, que tanto su Santidad el Patriarca Kiril de Moscú y toda Rusia, como su Santidad el Papa Francisco, serán muy bien acogidos por la inmensa mayoría de nuestro pueblo y que durante su estancia en Cuba recibirán, no solo el calor de nuestro atípico invierno, sino además la irradiación del sentimiento de amistad, respeto y consideración que tanto creyentes como no creyentes les profesaremos, para que ese encuentro histórico se convierta en “una señal de esperanza para todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.
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