Obispos cubanos fueron recibidos este jueves por el papa Francisco en el Palacio Apostólico del Vaticano, como parte de una visita que realizan a la Santa Sede desde el 25 de abril y que culmina este 5 de mayo.
Tras el encuentro, el arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, concedió una entrevista a Radio Vaticana que luego ha sido reproducida ACI Prensa en español, y en la que destacó la importancia de mantener una relación fluida porque “Cuba está esperando cambios”.
“Algunos cambios se producen más velozmente que otros, pero nosotros los cubanos, cualesquiera que sean nuestras ideas personales, nos damos cuenta de que el pueblo puede vivir en mejores condiciones espirituales y materiales, y que las cosas deben cambiar”, afirmó el religioso.
“Existe una apertura en el sentido de que hay una mayor comprensión del hecho religioso, y el pueblo puede expresar la propia fe”, añadió.
Estuvieron presentes en la reunión, además de García, el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo Emérito de La Habana, así como el actual Arzobispo de esa ciudad, monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez. Estuvo además monseñor Wilfredo Pino Estévez, Arzobispo de Camagüey y Presidente de la Conferencia Episcopal.
El Arzobispo de Santiago de Cuba afirmó además que “los cubanos son un pueblo religioso, aunque se constata que hay poca formación en la fe. Para nosotros, los obispos, es un problema difícil de afrontar”.
Sin embargo, mencionó lo que considera un signo positivo: “Tenemos vocaciones, aunque no son suficientes. Gracias a Dios tenemos misioneros fidei donum, diocesanos y religiosos, pero necesitamos todavía más”.
Sobre el proceso que implica las estructuras que está recuperando la Iglesia, el clérigo dijo que “este proceso solo se ha iniciado. Es ya una cosa muy positiva. En ciertas diócesis han sido restituidos algunos inmuebles, pero es un proceso lento”.
“Estamos trabajando con el Estado porque después de 50 años en el que la población ha crecido podemos tener los espacios para el culto que necesitamos”, añadió.
Mientras aguardan por que este proceso continúe, explicó el Arzobispo, “tenemos casas de oración, es decir, los fieles ponen a disposición de sus comunidades sus casas para reunirse. No hay casas parroquiales con sus estructuras pastorales, pero sin embargo la Iglesia vive”.
Con información de ACI Prensa del Vaticano.
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