En el Via Crucis del año 2016, el papa Francisco se ha acordado de los sucios políticos que padecemos:
"Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ladrones y en los corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad."
Ese es el camino. El representante de Cristo en la Tierra debe convertirse en el defensor nítido de su mensaje y de los pobres ciudadanos oprimidos, obligados por los poderosos a soportar yugos como el de la corrupción, el abuso de poder y el asesinato de los valores.