El Papa Negro y los jesuitas
A los votos de obediencia, pobreza y castidad y a una exhaustiva formación, los jesuitas suman un voto especial de obediencia al Pontífice. Así es la mayor orden masculina católica a la que pertenece el nuevo guía de la Iglesia Católica.
"De entrada ser jesuita no es ningún honor, de esos por los que muchos se matan (...) tampoco es una promoción o una carrera para medrar sobre otros (...), no es ser más listo o más influyente o autosuficiente (...). Ser jesuita es, sencillamente, ser cristiano hasta "ser tenido y estimado por loco" por los bienpensantes al uso".
El Papa Negro y los jesuitas
Así se presenta la Compañía de Jesús ante quien se plantea unirse a la mayor orden religiosa masculina católica del mundo, con casi 20.000 miembros en 127 países.Fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola, junto con San Francisco Javier, el Beato Pedro Fabro, Diego Láinez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simón Rodrigues, Juan Coduri, Pascasio Broët y Claudio Jayo, los jesuitas profesan los votos de obediencia, pobreza y castidad junto a un cuarto de obediencia incondicional al Papa. De ahí que la Compañía de Jesús fuera llamada durante siglos el "ejército" del Papa. Siempre están listos para ir donde el Pontífice les mande.
Para formar parte de sus filas hay que recorrer quince años de formación hasta el compromiso definitivo de los últimos votos. A los dos años de estudios de humanidades (historia, literatura, idiomas, artes, etc.) que se inician tras el noviciado se suman otros tres de Filosofía y cuatro más de Teología antes de ser ordenados sacerdotes, si así se desea, y aún después cursan doctorados, maestrías o carreras civiles cuya duración depende de la clase de estudios que se realice.
Finalizada esta fase, llega el momento de "la tercera probación". Durante unos seis meses el aspirante vive "una profunda experiencia de encuentro con el Señor y se renueva la vigencia del llamado a vivir y morir en la Compañía, sirviendo al Señor en la ayuda del prójimo" y la congregación evalúa por última vez su aptitud para ser admitido en ella. Superada esta última prueba, la Compañía de Jesús lo invita a hacer sus últimos votos, los mismos que hizo tras el noviciado, pero de forma pública y solemne, y la congregación lo admite plenamente como jesuita formado, ya sea profesor o coadjutor espiritual. Sin embargo, el jesuita nunca deja de estudiar y siempre debe mantenerse al día del desarrollo del pensamiento contemporáneo. No resulta extraño que en la Compañía de Jesús hayan "militado" grandes personalidades como Baltasar Gracián, Matteo Ricci, Pierre Teilhard de Chardin o Karl Rahner.
"No son solamente años de estudio. Son años de ...
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