Revista Opinión

El papel (higiénico) del Papa

Publicado el 07 agosto 2011 por Rgalmazan @RGAlmazan
Mucho se ha hablado del papel que juega el Papa. Unos a favor, otros en contra. Muchos, lo que no queremos es que, juegue a lo que juegue, lo haga con nuestro dinero y nuestros recursos. Utiliza nuestro dinero para su viaje a Madrid, acaparará las calles de nuestra ciudad, se servirá de diez mil policías para su seguridad, llenará el parque del Retiro de confesionarios anacrónicos que no dejen ver los árboles, no dejarán moverse a los Indignados para que solo encuentre resignación por la ciudad. Y todo con el beneplácito y la connivencia de nuestras queridas autoridades, tantos estatales como autonómicas y municipales.

El papel (higiénico) del Papa

Pero es que además del papel que juega o puede jugar, ¡palabra de dios!, hoy también tiene un papel higiénico propio, para conmemorar el evento. Un papel con los colores del Vaticano. Una verdadera gozada, creo que está bendecido y preparado para limpiar culos píos –los impíos abstenerse—, y se regalarán algunos a los peregrinos y asistentes a los actos. Aunque cualquiera puede comprarlos al módico precio de 3,5€ dos rollos. Están fabricados por Renova. Ya saben renova-rse o morir, y si quiere renovarse cuiden su bendito trasero.

Como quiera que el papel higiénico tiene un uso claro e irreverente, los fabricantes de este papel papal dicen que es para usarse como serpentinas.

El papel (higiénico) del Papa

Yo, que ya saben que me gusta sacarle punto a todo, les preguntaría ¿y, por qué no han fabricado serpentinas, en vez de papel higiénico?

Sólo por 3,5 el pack, creo que incluye, además de los dos rollos de papel, absolución, indulgencia plenaria, “un Te quiero Papa”, y un bono descuento en los museos Vaticanos, que como todo el mundo sabe son los museos más caros del mundo (15€ por persona). Y siempre queda la felicidad que da, el haberse limpiado con el apropiado objeto bendecido.

Hay quien dice que conviene comprar también, si no se tiene, un rosario y una biblia de bolsillo, de forma que el tiempo que se pase en el váter sea más placentero y beatífico.

En fin, ya le dijo D. Quijote a Sancho, “cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras”. Y lo que nos queda por ver.

Salud y República


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