Revista Historia

El paradigmático caso de los cazas israelíes

Por Ireneu @ireneuc

El paradigmático caso de los cazas israelíes

IAI Nesher

Si algo ha habido polémico en la escena política internacional de los últimos años, ha sido Israel. Su beligerancia y su forma de autoinventarse un estado hebreo en un Oriente Medio de predominancia árabe, ha levantado todo tipo de animadversiones y admiraciones en el mundo entero. Sin embargo, más allá de posicionamientos políticos a favor o en contra, lo que resulta innegable es que la sociedad israelí ha hecho gala de una unidad y una inteligencia ante las adversidades que le ha acabado por dar el predominio geoestratégico en la zona. Un ejemplo de esto es el paradigmático caso de los cazas israelíes.

El paradigmático caso de los cazas israelíes

Charles De Gaulle

Diciembre de 1968. Después de la Guerra de los Seis días, en que Israel, en una preventiva guerra relámpago venció a sus vecinos árabes y se apropió de toda la península del Sinaí, las relaciones diplomáticas entre Francia e Israel están al rojo vivo. De Gaulle, el presidente francés, intentando mantener el prestigio y el respeto de Francia como potencia occidental intenta, sin éxito, mantener un equilibrio entre los contendientes habida cuenta la descomunal eficacia del ejército hebro, lo cual le lleva a decretar un embargo total de armas contra Israel.
Israel, hasta entonces era un buen cliente de la industria armamentística francesa, hasta el punto que buena parte de su fuerza aérea estaba basada en los cazas Mirage galos. En esta situación, meses atrás, Israel había encargado 50 nuevos Mirage 5 para sustituir los que había perdido durante la Guerra de los Seis Días. No obstante, el embargo lo echó todo al traste, a pesar de que ya tenían pagados 30 de esos aparatos.

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Mirage 5


La fuerza aérea israelí necesitaba reponer esos aparatos como fuese, así como conseguir piezas de recambio para los Mirage III que aún tenía en funcionamiento. Una solución era abrirse a la industria armamentística norteamericana -como de hecho hizo-, pero preveían un recrudecimiento de las hostilidades y el cambio de proveedor tendría efecto al medio plazo. Hacía falta buscarse las habichuelas para salir del atolladero... y lo hicieron.

El paradigmático caso de los cazas israelíes

Logo de Israel Aerospace Industries

Hasta entonces, la industria aeronáutica israelí (la Bedek Aviation Company, posteriormente rebautizada como Israel Aerospace Industries Ltd) había hecho unos pocos aviones, sobretodo de apoyo, utilizando licencias francesas, pero las circunstancias habían cambiado y el acelerador se apretó a fondo; las personas que trabajaban en ella pasaron en poco tiempo de 4000 a 14000 personas y decidieron construirse ellos mismos los aviones y las piezas de recambio necesarias.
Para los aviones en funcionamiento, los ingenieros judíos decidieron copiar las piezas a partir de las estropeadas. De esta forma, a parte de reparar la avería de los cazas franceses que tenían en activo, conseguían ser capaces de construir en serie piezas que servirían para hacer nuevos cazas. Jugada maestra.

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Nesher en tierra

Esta inteligente forma de proceder, junto a la obtención (de contrabando, claro) por parte del servicio secreto israelí de los planos de los Mirage que tenían que recibir, junto a la adaptación de materiales de otras proveniencias y algunos recambios originales que pudieron conseguir, hicieron que en  septiembre de 1969 ya volara un primer prototipo y, en 1971, las fuerzas aéreas israelíes presentaran al mundo el Nesher (Buitre), un caza copia exacta del Mirage 5 francés, pero adaptado totalmente a las necesidades del ejército hebreo.

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Dagger argentino

Hasta tal punto fue exitoso este primer modelo que Israel los utilizó en 1973 en la Guerra del Yom-Kippur, y los que sobrevivieron se los vendió entre 1978 y 1980 a Argentina con el nombre de Dagger, la cual los tuvo en funcionamiento hasta el año 2012 cuando los retiró definitivamente.
El embargo francés, que en principio tenía que ser un obstáculo insalvable, resultó ser la motivación perfecta para que Israel desarrollara su industria aérea hasta límites insospechados, pasando a ser, a partir de entonces, una de las industrias más potentes del mundo con 16000 personas empleadas y unos beneficios netos en 2011 de 133 millones de dólares.
Todo un ejemplo de superación, inteligencia, pillería y trabajo organizado que hace bueno el dicho de que si la vida te da limones, haz limonada con ellos.

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El Nesher, un buitre de 15,5 m de largo


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