Revista Medio Ambiente
Hace unos días leí una carta en el periódico que coincide exactamente con mi opinión acerca del, para mi gusto, mal llamado Parque Nacional de los Picos de Europa, y que ya expuse reiteradamente en este blog. Este espacio "protegido" hace tiempo que no es un Parque Nacional, hace tiempo que no cumple con los requisitos para serlo por lo que a la vista de la situación actual debería ser derogado.
Según el artículo 13 de la Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres (BOE nº 74), se dice:
1.- Los Parques Nacionales son espacios naturales, poco transformados por la explotación u ocupación humana, que en razón a la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna o de sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos cuya conservación merece una atención preferente.
2.- En los Parques se podrá limitar el aprovechamiento de los recursos naturales, prohibiéndose en todo caso los incompatibles que hayan justificado su creación.
3.- En los Parques se facilitará la entrada de visitantes con las limitaciones precisas para garantizar la protección de aquellas.
La realidad es que poco queda de todo aquello que justificó la creación del Parque Nacional de Covadonga en 1918, ampliado en 1995 para formar el actual PN de Picos de Europa. A día de hoy, Picos de Europa es una enorme explotación ganadera subvencionada con dinero público, en la que se construyen pistas nuevas por todas partes y se asfaltan las viejas con dinero público, permitiendo el acceso rodado a zonas sensibles, se matan lobos con dinero público, se realizan quemas para crear pastos con dinero público y no se establece ningún límite de visitantes ni se establecen zonas de reserva.
Lobos matados en Picos de Europa. Fuente: El Comercio
El tema es tan bochornoso, que los políticos y gestores se han plegado a los intereses ganaderos y locales y asumen sus exigencias con tal de evitar conflictos y pérdidas de votos. Los ganaderos solicitan más quemas porque según ellos, literalmente "hay zonas tomadas por los matorrales en los que no entran ni los lobos" y la administración quema el monte por ellos para crear pastos para el ganado. Por supuesto también exigen que se maten los lobos y la administración cede una y otra vez, a pesar de que los daños son pagados puntualmente. Parece que nadie recuerda que si se reciben subvenciones es precisamente porque en ese territorio hay especies salvajes cuya protección es prioritaria, y esas subvenciones sirven para contrarrestrar los posibles impactos sobre las actividades humanas de la presencia de esas especies. Si esos animales son matados porque ocasionan daños, entonces no tiene sentido ni lógica alguna recibir subvenciones.
El Parque de Picos de Europa es el único Parque Nacional español en el que hay lobos y tal como dice la Ley 4/1989 su conservación merecería una atención preferente, y la realidad es que esa atención consiste en matar a tiros a los adultos y machacar con una piedra la cabeza de sus cachorros. El alcalde de Cabrales, José Antonio Pérez Prieto, en un ejercicio de cinismo que no conoce límites ha llegado a afirmar que "no es normal que los lobos puedan estár en el Parque Nacional y las cabras estabuladas", al mismo tiempo que pedía cogestionar el funicular de Bulnes con fines turísticos.
Como prueba de la cultura de la subvención y el negocio que rodea a éste espacio "protegido", sólo hace falta mirar las cifras de ayudas públicas que recibe, sobre todo los ayuntamientos, para construcción de pistas y subvenciones ganderas, que superan los 3 millones de euros anuales. Por el contrario, el dinero que recibe el parque para investigación no llega a los 300.000 euros.
Lo que es evidente es que Picos de Europa ya no cumple los requisitos para ser un Parque Nacional y por lo tanto debería ser derogado o transformado en otra figura, quizas paisaje protegido, aunque lo más adecuado sería convertirlo en un Parque Temático.
La supresión de la figura de Parque Nacional implicaría la eliminación de todas esas ayudas y subvenciones y equipararía a los concejos situados en este espacio a los concejos limítrofes que no gozan de estas ayudas, aunque realizan las mismas actividades, lo que supone un importante agravio comparativo. Lo que no es de recibo es gozar de los beneficios de un Parque Nacional, sobre todo económicos y pretender seguir realizando las mismas actividades que si no pertencieran al mismo. Sólo hace falta recordar el caso de Peñamellera alta, que no quiso entrar en el Parque tras su ampliación porque consideraba que limitaría su desarrollo al establecer controles a su actividad. Diez años después y a la vista del chollo que tenían sus vecinos, cambió de opinión y solicitó su entrada para poder disfrutar de ayudas millonarias sin contraprestación alguna.
Pretender recibir subvenciones a las actividades ganaderas, a la construcción de pistas, a los desbroces y quemas y a la matanza de animales salvajes "molestos" en vez de proteger y conservar "la singularidad de sus paisajes, su fauna y su flora" atenta directamente contra el espíritu y la esencia de un Parque Nacional.
Parafraseando a Ramón Díaz en la carta que cité al principio, es hora de ser valientes, si las cosas siguen como ahora hay que solicitar la derogación del Parque Nacional de Picos de Europa y acabar con esta farsa.