En España se dan todas las condiciones para que el Partido Popular obtenga una amplia victoria en las próximas elecciones generales. España, como en los tiempos del inepto bobo Zapatero, está medio arruinada, cansada de los abusos, desmanes, mentiras, incumplimientos y fracasos de Pedro Sánchez y predispuesta a apoyar masivamente una candidatura de derechas. En el exterior, España es despreciada y minusvalorada porque Sánchez, con su pésimo gobierno, ha arrasado su prestigio. La España actual, con Sánchez, sus comunistas y sus aliados del odio gobernando y tomando decisiones cruciales, se queda mundialmente aislada, pierde el apoyo de sus aliados y provoca más inquietud y desprecio que nunca antes desde la Guerra Civil. Sin embargo, por culpa de esa misma derecha que siempre compite con los socialistas en corrupción y liderazgo estúpido y autodestructivo, empeñada en una estúpida guerra interna, el peor de los gobernantes españoles en siglos, Pedro Sánchez, podría volver a ganar y obtener un nuevo mandato de cuatro años para terminar de destruir España. ---
El Partido Popular no necesita enemigo porque los tiene dentro y ellos mismos se autodestruyen. Dentro del PP hay una lucha de egos altamente destructiva, que enfrenta a un Pablo Casado lleno de celos y de inseguridad con Isabel Díaz Ayuso, la estrella ascendente del partido, la dirigente de la derecha que mejor demuestra que sabe conectar con los votantes y derrotar al socialismo.
La imagen de Casado como líder de la oposición es patética: es demasiado débil para enfrentarse a Sánchez, se siente inseguro, tiene celos y no sabe proyectar seguridad ni firmeza. No sólo se pega constantemente tiros en el pie sino que, en su lucha fratricida con Isabel Díaz Ayuso está destruyendo al alcalde madrileño Martínez-Almeida, otra figura destacada de su partido.
La lucha del PP oficial contra Ayuso no es sólo un asunto interno del PP porque afecta a la política española en pleno. Por culpa de esa pelea, Pedro Sánchez se fortalece y crece la amenaza de que el pésimo gobierno actual prolongue su vida más allá de lo que España puede aguantar, nada menos que cuatro años más bajo la tiranía del sanchismo, que gobierna con el comunismo totalitario, aliado con lo más perverso de la cuadra política española: Podemos, BILDU, ERC y PNV, entre otros de la misma calaña, todos unidos por un claro odio a España y por el deseo de destruir la nación.
La pelea interna del PP es insensata y constituye una traición a la esperanza de los españoles y a la misma nación, que necesita con urgencia cambiar de rumbo, abandonar la pocilga y regenerarse. España tiene que bajar los impuestos con urgencia, atraer la inversión, eliminar la corrupción, repartir los recursos con equidad, expulsar del gobierno la mentira y el engaño, castigar a los nacionalismos que propagan el odio y luchan por destruir España, controlar la insensata inmigración, plagada de delincuencia, introducir la austeridad y la decencia en la gestión del poder y recuperar la libertad, la democracia y la esperanza, hoy hechas pedazos por el sanchismo.
La política de enfrentamiento suicida con Ayuso, desplegada por Casado y Egea, además de beneficiar a Pedro Sánchez, fortalece a VOX, que ante el desastre del PP queda como única opción fiable en la derecha española.
La derrota del sanchismo es una cuestión de vida o muerte para España, pero la sustitución debe llegar cargada de credibilidad y esperanza. Un partido que se autodestruye y cuya dirección nacional se comporta de manera caprichosa, aniñada y débil no sirve y su comportamiento constituye una nueva desgracia para la atribulada nación.
El PP tiene el deber, ante los españoles, no sólo de derrotar al sanchismo-comunismo que los mal gobierna y destruye, sino también de crear una candidatura de ilusión y esperanza, cargada de ética y decencia, con fuerza moral suficiente para regenerar la postrada nación española. Las actuales peleas internas y la miserable lucha de egos son justo lo contrario de lo que España se merece y necesita.
Isabel Díaz Ayuso es una incógnita como presidenta de un futuro gobierno de España, pero al menos ha demostrado dos cosas que ni Sánchez ni Casado conocen: "ha convertido a Madrid en el foco de la prosperidad en España" y "ha sabido conectar con el electorado", propiciando a las izquierdas una derrota humillante en Madrid. Si consiguiera trasladar al menos esos dos valores a España como nación, la recuperación y el renacer de la postrada España del sanchismo estarían garantizados.
Francisco Rubiales