La presidencia de Donald Trump no deja de generar buenas noticias, la mayoría de las cuales no son cubiertas de forma adecuada en los medios de comunicación y la prensa de tendencia progresista. Una de esas noticias importantes es el control que el presidente empieza a ejercer sobre el Partido Republicano, el cual está limpiando de personalidades poco conservadoras y nada afines a sus tesis.
Es un hecho reconocido que el GOP lleva años en manos de un aparato de poder al que no le importa traicionar sus creencias y valores ideológicos, o bien se enfanga en posiciones numantinas sin lograr resultados. Trump está cambiando todo esto y limpiando la parte republicana de corrupción y empantanamiento que ha dominado la vida política durante años.
"Drenar el pantano de corrupción de Washington" fue otra de las promesas de campaña que está cumpliendo. Los recientes enfrentamientos con Bob Corker y Jeff Flake, dos Senadores republicanos, son la punta del iceberg de este proceso en el que Trump va a cambiar el Partido Republicano de arriba abajo, sustituyendo a políticos que llevan demasiado tiempo en sus cargos por otros candidatos nuevos que defienden sus ideas conservadoras sin titubeos y sin miedos, sin traiciones y con lealtad al pueblo estadounidense.
Las elecciones midterm en 2018, en las que se renueva la mayoría del Congreso, serán claves en esta regeneración del Partido Republicano, muy necesaria habida cuenta de que muchos republicanos en sus poltronas han puesto y ponen zancadillas a Trump en alianza con algunos demócratas. Sí, puede usted pensar, por ejemplo, en John McCain, y su vergonzante comportamiento durante estos dos últimos años. Por citar un nombre concreto, aunque hay más.
El Presidente Trump tiene en esta batalla en el Partido Republicano uno de los frentes decisivos para poder implementar su agenda política durante los próximos años. Necesitará apoyos leales para sacar adelante la agenda de la Casa Blanca. Por eso las elecciones de 2018 serán un factor de renovación crucial para el GOP. Muchos ciudadanos están hartos de que cargos electos republicanos no apoyen a Trump en momentos decisivos y a la hora de votar iniciativas políticas. Esos cargos se van a ir a casa en unos meses, sustituidos por candidatos como Roy Moore, Dr. Shiva Ayyadurai, Kevin Cavanaugh, Omar Navarro, Paul Nehlen, Austin Petersen, Angel Rivera, Antonio Sabato Jr. Rick Scott, Michael Snyder, Carla Spalding. Corey Stewart, Dr. Kelli Ward y otros muchos. Apunten bien sus nombres porque son el futuro inmediato del Partido Republicano de Trump, ése que hará posibles importantes victorias legislativas en el Congreso.
Desde tiempos de Ronald Reagan no veíamos una reestructuración del GOP tan amplia y profunda como la que va a efectuar Trump en estos próximos años. Para el movimiento conservador, que siempre ha traído a Estados Unidos los mejores momentos de su historia, los de mayor prosperidad y fortaleza nacional, es una excelente noticia. Que Senadores como Corker, Flake, McCain y otros no repitan en sus cargos y dejen vía libre a candidatos conservadores y pro Trump es lo que mejor le puede pasar al país para alcanzar objetivos de gran calado.
Al contrario de lo que intentan desinformar los medios progresistas con manipulaciones descaradas de la realidad, los millones de votantes de Trump por todo el país somos una fuerza colosal de cambio que va a completar la transformación del GOP en 2018 y en 2020. Por cierto, en las elecciones presidenciales de 2020, Trump va a arrasar y ganará con mayor ventaja que en 2016, como ya anticipan algunos estudios que se están realizando. Para cualquiera que conozca la opinión de la gente, es evidente que el presidente está aumentando los apoyos en sectores y estados estratégicos. Si ganó en 2016 con el aparato del GOP en contra, imaginen el tamaño de la victoria con el control del Partido Republicano en manos de Trump.
Las lágrimas de los demócratas van a ser ríos caudalosos y sus lamentos se escucharán por todo el mundo. El Partido Republicano será de Trump sí o sí. El establishment actual, que lo ha traicionado y zancadilleado tantas veces, va camino de su derrota. Y ésa es otra magnífica noticia que le ocultarán o tergiversarán los medios. La nueva tendencia política es trumpista y leal con los votantes conservadores de la América real, no la de salón ni la que se creen los corresponsales extranjeros sin idea de lo que es y significa Estados Unidos.
Trump prometió derrotar al establishment de este país y lo está cumpliendo. Es otra guerra, junto a la que libra contra la prensa progresista mentirosa, que también está ganando. Para alegría de los ciudadanos en general y de sus votantes en particular.
El presidente tendrá en 2019 el control del Congreso, con auténticos aliados, y eso marcará un decisivo punto de inflexión en esta presidencia.