Cuando todo el mundo está pendiente de hechos o declaraciones, que luego resultan ser un fiasco.
Nos entusiasmamos demasiado, creemos que aquello que vamos a contar es algo inverosímil, pensamos que cuando los demás se enteren se quedarán con la boca abierta y resulta que los sorprendidos somos nosotros al comprobar que aquello ya se sabía o que nadie lo ha dado la menor importancia.
Parece que tiene su origen en una frase de Horacio:
Parieron los montes y nació un insignificante ratón. Posteriormente, el fabulista Samaniego, de quien ya degustamos en este blog una buena porción de fábulas, escribe al respecto:Con varios ademanes horrorosos,
los montes de parir dieron señales.Consintieron los hombres temerosos
ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
infundieron pavor a los mortales.
estos mundos que al mundo estremecieron
un ratoncillo fue lo que parieron.
Modismos en Curiosón