“Demasiados asientos vacíos para un vuelo low-cost.”
Escueto e intrigante mensaje, era su rúbrica, de Mateo, el más infalible y sagaz de mis confidentes. En este caso, además, un implacable perro de presa volcado, como si fuera un “asunto personal”, en despiezarlo ¡ya!
Buscaba a un depredador despiadado que hacía dos semanas había iniciado una espeluznante y salvaje cacería con media docena de fiambres ya en el anatómico. Crímenes chorreantes de sadismo, unidos por un enigmático hilo: todas las víctimas iban a tomar un vuelo de la compañía Flying . La misma a la que se refería el guasap de Mateo que llevaba días viviendo junto a la puerta de embarque porque sospechaba que a ella perteneció nuestro killer.
No le falló el olfato, siguió el rastro, y marcó la pieza. 12 de los 19 pasajeros de aquel vuelo estaban descuartizados dentro de sus maletas. El viajero nº20 era nuestro.
PD: ahora, si quieres, date un suculento chute de Lou Reed. A cuidarse!!