Muchos hablan de Grangé como el Stephen King de la novela negra francesa, tanto por su capacidad para publicar best sellers como para hacerlo en muy poco tiempo. Sigo diciendo que cuando una historia entretiene, tiene calidad y, sobre todo, consigue que te enganches a cada página deseado leer la siguiente, esto no tiene nada de malo. Es un buen autor de thrillers, un buen creador de historias y, sobre todo, de personajes inquietantes que siempre esconden algo. No te puedes fiar de ninguno y en ocasiones los papeles se cambian en giros que serán toda una sorpresa para el lector. ¿Qué más se puede pedir? Yo creo que nada más. Sus novelas están bien escritas, te metes dentro de la historia y al estar muy relacionado con la industria del cine, son muy visuales, siendo fácil imaginar todo lo que está ocurriendo. Las historias están bien resueltas y llenas de sorpresas y sigo pensando que ahora, a estas alturas, suelo leer para entretenerme y pasar el rato, y mejor si además es algo bien escrito (no suelo dejar novelas a medias, pero últimamente me está pasando con algunas). Además en ambas novelas, cada una con su historia, se nota que el autor se preocupa por documentarse. Si sus personajes son policías, psiquiatras, periodistas, buceadores..., todo está contado notándose que el autor sabe de qué está hablando.
Dos historias que os recomiendo mucho, merecen la pena y se leen con mucho agrado e interés. No creo que sean las únicas que lea de este autor, seguramente alguna más aparecerá por aquí.
