De modo que me paso la vida pensando que de niña fui un patito feo ¿y ahora me entero de que los niños del cole pensaban que era guapa y lista? ¿Así que todos esos años de niñez y adolescencia llenos de complejos, de timidez, de pensar que era demasiado delgada o demasiado gorda, demasiado estudiosa o un desastre fueron una pérdida de tiempo? ¿Y los años de terapia? ¡Ay-Dios-Mío! De verdad … Soy la única a la que le ha pasado esto, ¿o hay más como yo? Ojalá lo hubiera sabido en su momento. Pero entonces, en lugar de que me rompieran a mí el corazón, lo mismo hubiera roto yo unos cuantos … o quizá lo hice y no soy consciente de ello.
Cuando me apunté a Facebook y empezaron a resurgir personas de mis años escolares, estaba segura de que se asombrarían al ver que era más extrovertida y estaba de mejor ver en comparación con el espanto de niña empollona e introvertida que conocieron 30 años atrás. Ay, pero eso no fue lo que escuché.¨¡Estás tan estupenda como siempre!” “Eres igual de guapa y simpática que cuando ibas al colegio” “Ay, pero cómo me gustabas …” me decían. Al principio pensé que se pitorreaban, luego imaginé que no me recordaban bien. Y después de que un buen amigo de aquel entonces me escribiera hoy por e-mail que “todos los chicos de la clase pensábamos que eras la más guapa, pero nos intimidaba tu inteligencia y madurez”, tuve una especie de revelación.
No sé si reírme o llorar. Pero ¿Cuántas otras mujeres habrá por ahí aún sintiéndose patitos feos cuando en realidad son preciosos cisnes?
Miro la foto de mi hermana y yo cuando éramos niñas y la comparo con la otra foto reciente de nosotras y me pregunto qué pasó entremedias. ¿Por qué malgastamos tantos años, tanta energía, tanta VIDA pensando que éramos demasiado delgadas, demasiado gordas, demasiado feas, listas o tontas? ¿No me pude haber dado cuenta a los 14 años de lo que me he enterado a los 46? Principalmente, ¡que estaba estupendamente! Laura, ¡las dos lo estábamos!
Quisiera volver hacia atrás en el tiempo y decirles a esas dos niñitas que están bien, que se las quiere, que están perfectas y son buenas, que tienen agallas. Que las cosas no siempre irán bien, pero que superarán todo de una manera o de otra y llegarán a ser mujeres fueres y capaces. No puedo volver y decirles nada a esas niñas, pero puedo darme cuenta ahora de que nunca fui Betty la Fea, salvo en mi mente. Desde luego, sé que mi hermana no lo era.
También puedo decirles a las dos nenas en la última foto, mis adoradas hijas, que están estupendas, que son bellas por dentro y por fuera. Pero … afortunadamente ya lo saben. Espero que según vayan creciendo no lo olviden. Yo por mi parte ¡haré todo lo posible por recordárselo!
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