Revista Opinión

El patriotismo es una tontería: la nacionalidad se escoge

Publicado el 28 octubre 2013 por Felipe Alcalde @ALCALDEArt
Voy a ser breve y conciso. Ser patriota es una tontería.
¿Por qué?
Porque consiste en sentirse orgulloso de una pura casualidad -haber nacido en un sitio en vez de en otro-. Es tan ridículo como sentirse orgulloso de ser de una raza.
El patriotismo es una tontería: la nacionalidad se escogeLa idea que intento esponer en este artículo de hoy, es que cada uno debe escoger su nacionalidad; en vez de ser nosotros escogidos por la nación en que nacemos. Es decir, que nosotros mandamos sobre nuestra nacionalidad, y no al revés. Resulta penoso pensar en que tenemos que sentirnos españoles cuando ese gentilicio puede no representarnos en los más mínimo; o, incluso, generar en nosotros un hondo sentimiento de vergüenza o rechazo. Y con ello, no quiero decir que se renuncie interiormente a una nacionalidad en detrimento de otra. Uno no tiene porqué sentirse patriota de ningún sitio. Simplemente, puede sentir más apego por un pueblo -pueblo, en sentido amplio -que por otro. Sin querer parecer egocéntrico, expongo mi ejemplo: yo soy nacido en Ponferrada y, como tal, soy berciano de nacimiento. Una parte de mí siempre será berciana. Pero, por otro lado, vivo en Barcelona y figuro como empadronado en la ciudad -berciano de nacimiento, catalán de hecho-. Con ello no quiero decir que, dentro de mí, me sienta más catalán que la escudella; pero, ciertamente, soy catalán.
Existe un modo de concebir las nacionalidades distinto al tradicional -consistente en que cada uno es del país en el que nace, por mucho que le chinche-. La manera progresista de concebir este asunto es otra muy distinta: la nacionalidad entendida como la expresión de la voluntad de cada uno. Esta es la única manera verdaderamente avanzada de entender este asunto. La otra visión es arcaica y excesivamente inmovilista.
Si de verdad queremos avanzar hacia un modelo igualitario, la primera medida debería ser evitar igualarnos por la fuerza.
El patriotismo es una tontería: la nacionalidad se escogeLa actitud homogeneizadora borbónica continúa intacta con el paso de los siglos, y ello supone ataques constantes contra todos los particularismos que integran los pueblos de la Península. Y esta, sigue conteniendo identidades demasiado plurales como para que "la idea de España" pueda llegar alguna vez a ser "una España real". Lo normal es pensar que el proceso de desintegración, que tuvo sus dos últimos grandes episodios en Cuba y Filipinas, continúe su curso; pero ya en el interior de la Península.

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