Continuamos con esta serie de artículos sobre el peinado, de la mano de Hencinarys, en el Siglo XVI. Cien años donde donde los peinados no se sustraen a las tendencias que sobrepasaban fronteras. Modas que unas Cortes a otras se van trasladando y que finalmente modifican los hábitos del ser y el estar de toda la población y que cala en todos órdenes de la vida.
Se mantiene en los primeros años de siglo la de trenzar los mechones delanteros:
Primer tercio del siglo XVI, Santa Apolonia, Escuela española, subasta (detalle)
Sigue las modas tan españolas del tranzado y la de llevar las ondas del pelo floja, rozando la parte superior de cuello.
H. 1500, anónimo, Isabel La Católica, Palacio Real, Madrid (detalle)
H. 1500. Vida de San Ildefonso, Maestro de Osma, Soria (detalle)
Llegará a tocar los hombros, entonces el tranzado comienza a la altura de los mismos.
1520, Retablo de San Félix de Gerona, Juan de Borgoña, Museo de arte de Gerona (detalle)
De fuera, llega la moda de llevar un mechón por delante de la oreja:
H. 1560-69. El retablo de Castrogonzalo, iglesia de San Miguel, Zamora (detalle)
La frente despejada sólo aparece en pinturas flamencas, al igual que la toca de estilo franco-flamenco que lleva el siguiente personaje:
Mechón también cayendo por delante. 1500-20, activo en Sevilla, Maestros de la circuncisión de Schretlen, subasta (detalle)
Y como no, también en los primeros años de siglo, continua llevándose el pelo suelo con raya en medio.
H. 1508-09. La natividad, Juan de Flandes National Gallery of Art, Washington, EEUU (detalle)
Entre 1530 y 1540 llega la moda italiana de anudarse el pelo a modo de cinta, formando un nudo o lazo sobre la cabeza.
Segunda mitad XVI, Martín Gómez el viejo, Santa Catalina, Subasta (detalle)
Hacia los años 30 se pone de moda un peinado sofisticado y español: llevar el pelo encrespado recogido en dos moños, uno a cada lado de la cabeza. Durará hasta los años 50. Esto dio lugar a las cofia de papos.
El uso de trencitas permite fechar la obra entre los años 30 al 39. Tiziano, Emperatriz Isabel, Museo del Prado, Madrid (detalle)
Moños no ahuecados. Isabel de Portugal, seguidor Jan Cornelisz Vermeyen (detalle)
Lleva una toca de cabos que deja la frente al descubierto y no cubre los moños, ni las orejas (después de casi un siglo por fin la mujer decide mostrarlas, lo que disgustó a algunos moralistas). H. 1552. La dama del joyel, Antonio Moro, Museo del Prado, Madrid (detalle)
Toca tapando los moños y las orejas. Catalina de Austria, Antonio Moro, 1552-53, Museo del Prado, Madrid (detalle)
En los años 60 los moñetes desaparecen. El pelo se peina completamente hacia atrás, algo que ya se estilaba antes en otros países. Pero se hacían rodetes con el propio pelo o con cabello ajeno o se hacían rodetes con adornos en la parte posterior de la cabeza .
Cabello muy estirado y con el pelo tapando las sienes (es el único caso que he visto; intentando saber el país de influencia). Rodete con toca. H. 1560-69. El retablo de Castrogonzalo, iglesia de San Miguel, Zamora (detalle)
H. 1560. Isabel de Valois, Antonio Moro, colección privada (detalle)
En los años 70 se lleva un peinado que viene de fuera (aquí web sobre este peinado), el pelo forma dos arcos que convergen en ángulo sobre la frente. Se podía llevar el cabello liso o rizado, y los arcos ser más o menos pronunciados.
1571, Alonso Sánchez Coello, Kunsthistorisches Museum, Viena (detalle)
Poco antes de 1580 el cabello se peina en rizos ensortijados (tendrá mucha aceptación) coexistiendo con peinados de pelo liso.
1579. La infanta Isabel Clara Eugenia, Alonso Sánchez Coello, Museo del Prado, Madrid (detalle)
El cabello empieza a levantarse sobre la frente en la mitad anterior de la cabeza (la figura por los años 80 tiende a estilizarse) recibiendo el nombre de copete; la parte posterior se cubre con una gorra, una toca o una diadema. A inicios de los 90 tanto el peinado como los tocados, las gorras y las diademas también se elevan; a este promontorio que acompaña al copete de pelo se le llamó también copete (es moda exclusiva española). Para que fuera tan alto y firme se recurrió a pelo postizo y a un soporte de alambre llamado jaulilla.
Gorra más elevada y más estrecha que en la imagen anterior. 1585-88, Infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz Museo del Prado, Madrid (detalle)
Alto copete (la jaulilla) guarnecido con pedrería y pumas. 1599. Isabella Clara Eugenia, Juan Pantoja de la Cruz, Alte Pinakothek, Alte Pinakothek, Munick, Alemania (detalle)
Copete muy apuntado, será su culminación. ¿1600? Círculo de Frans Pourbus, Isabel Clara Eugenia de Austria, subasta (detalle)
En la segunda década, la cabeza pasa de ser apuntada a ser redondeada.
H. 1605. Margarita de Austria con la infanta Ana. Bartolomé González, Kunsthistorisches Museum, Viena (detalle)
Y por la misma década el peinado baja ya del todo y tiende a abultarse por los lados, que será cada vez más exagerado en la segunda mitad del siglo XVII. También se coloca un pequeño mechón delante de las orejas, e incluso se vuelven a cubrir. Sobre la frente se luce un pequeño mechón liso o rizado, que también perdurará pasado los años 50.
Con rodete. H. 1615, Isabel de Francia, reina de España, Frans Pourbus "el Joven", Museo del Prado, Madrid (detalle)
Con rodete. H. 1615. Isabel de Borbón, anónimo, Museo del Prado, Madrid (detalle)
De todos modos habrá alguna mujer que seguirá con la moda de los cabellos elevados, ya muy abandonada por la fecha del siguiente retrato (ver aquí la evolución de este peinado fuera de España):
1630, Doña Inés Zúñiga, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, National Museum, Poznań, Polonia (detalle)
Mientras el resto de mujeres llevarán el pelo largo recogido en trenzas y moños.
1578, Desposorios místicos de Santa Catalina, Alonso Sánchez Coello, Museo del Prado, Madrid (detalle)
H. 1642. Nacimiento de la Virgen, José Leonardo, Museo del Prado, Madrid (detalle)