EL CARÁCTER DIFERENCIAL DE LA COMUNIDAD MOZÁRABE
Así, por ejemplo, en un documento de compraventa fechado en 1168, las tirmas latinas sólo dan la inicial del nombre propio: D. (Dominicus), W. (Guil1elmus), F. (Femandus), o a lo más el nombre completo: Petrus, Gondizalbus.
Las signaturas árabes, en cambio, incluyen tres generaciones: Pedro ben Abderrahmen ben Yahya, Salomón ben Alí ben Guid. Si bicn algunos documentos tienen sólo firmas en árabe, o sólo firmas en romance, lo corriente es que ningún documento carezca de firma en árabe.
Junto con la lengua árabe, han perdurado entre los mozárabes frases y expresiones a usanza musulmana. Estas aparecen encabezando los documentos o siguiendo la invocación de determinado lugar, persona o situación. Así muchos documentos principian por «En nombre de Dios clemente ymisericordiosQ», añadiendo en algunos casos «A Él solo la gloria», «Gloria a Dios mucha», «A Él gloria eternamente», «En Él solo confiQ», u otras fórmulas parecidas.
La cila de la ciudad de Toledo es seguida por exclamaciones como «Guárdela Dios», <<Vele Dios por el1m), «Enriquézcala Dios». Seguidamente a la mención de personas de viso, se agregan corrientemente algunas fórmulas de respeto: «Perpetúe Dios su bendicióll», «Honrelo Dios» y otras. Si se nombra a un difunto suele añadirse «Dios lo haya perdonadQ», y al nombrar vivos y difuntos es frecuente la fórmula «Perdone Dios a los muertos y honre a los vivos». En documentos de la misma índole escritos en los reinos cristianos no aparecen tales formulaciones .
En síntesis, a las afirmaciones originales de González Palencia sobre el carácter coloquial del árabe empleado por los mozárabes, se agregaron los estudios minuciosos de Galmés de Fuentes, de Molénat y de Ferrando Frutos que coinciden en recalcar el hondo calado del idioma en la comunidad mozárabe l1 Junto al idioma, se registra la incorporación de fórmulas musulmanas en documentos mozárabes.
El prevalecimiento de firmas en árabe como clausura de los documentos cierra el cuadro de la situación lingüística de los mozárabes. El conjunto de estos indicadores revelan una franca aeulturación. Entendiendo por aculturación la adaptación a las nuevas condiciones de vida fruto del contacto inmediato y continuo entre culturas, la vida cotidiana constituye un óptimo laboratorio para evaluar sus alcancesl'. Esta evaluación pretenderá cruzar el limite que establece que ,da diferencia mayor de los mozárabes se halla en la lengua»
La lengua es el elemento más evidente, pero también el más superficial, que incluye la aculturación mozárabe. Para una incursión en profundidad sobre la aculturación, será necesario contemplar la economía mozárabe, aspectos de la vida cotidiana de la comunidad, la estructura familiar y la relación entre los sexos.
Esta sucesión linear de conductas nos conducen a estratos culturales progresivamente más profundos en el proceso de aculturación. Es decir, una vez aprendido el idioma -vínculo inicial entre dos culturas- sucederá la asimilación de técnicas de trabajo, tecnologías y patrones organizativos. Como consecuencia de esta incorporación en el plano económico podrá seguir la absorción de costumbres en el plano de la vida cotidiana. Así, tras la adopción de aportes en materia agrícola serán esperables cambios en la gastronomia, tal como al contacto en los zocos seguirán modificaciones en la moda y el amoblamiento. Si la absorción de costumbres cotidianas fuera penetrando hasta los estratos más profundos de la mentalité deberíamos hallar, entre otros elementos, modificaciones en la estructura familiar y en la relación entre los sexos como evidencia.
La península Ibérica conoció grandes aportes en el rubro agrícola en tiempos de la dominación musulmana. El más significativo de ellos es el incremento de la agricultura de regadío, gracias a la implementación de nuevas técnicas e innovaciones tecnológicas. La principal de éstas es la «revolución de la noria» que gracias a un proceso sencillo de construcción posibilitó el incremento de la producción agrícola.
A la difusión de los sistemas de regadío siguió la introducción de nuevos cultivos. Destacan entre ellos los árboles frutales. Frente a estos desarrollos tanto mozárabes como neo-musulmanes fueron abandonando la agricultura cerealera de secano a favor de la agricultura de regadío. El cultivo extensivo de cereal abrió paso al aumento de la agricultura intensiva en los huertos de regadío alrededor de las ciudades .
Los documentos mozárabes de Toledo demuestran la familiaridad de la comunidad con las técnicas, tecnologías y cultivos que ingresaron los musulmanes: «Arriendo que toman don Juan Dominguez y su esposa doña Urraca, residentes en la alquería de Arcicolla, del arcediano don García... Seobligan los arrendatarios a trabajar la viñas del arcediano en las citadas alquerías, con labores completas de levantar, podar, cavar y binar en cada año de los seis; a guardar los frutales del huerto, a regarlos y a cuidarlos ...
Así mismo, queda prohibido a los arrendatarios labrar el huerto de noche, que pueden perjudicar a los frutales pequeños, sino que lo han de cultivar con el calor.» (fechado en septiembre de 1205). «Illán Estébanez da a Lázaro ben AH una tierra inculta en el pago de Manzal Yaix ... para que plante de viña y de las clases de árboles frutales o no frutales que pueda... Si Illán quisiere construir noria o estanque, contribuirá Lázaro con lo que le correspondiere, según se usa en la instalación de estos aparatos ... » (fechado en diciembre de 1148)
Estos ejemplos muestran que los aportes de la agricultura árabebereber-musulmana estaban arraigados de manera tal que existían convenciones para proceder respecto de ellos. Estas normas aparecen en los documentos como sobreentendidas. No era así para los cristianos del Norte, que demostraron gran interés en retener a los agricultores mudéjares a fin de suplir su desconocimiento de los sistemas de regadío1 ". Además de la incorporación de nuevas técnicas, tecnologías y cultivos, la documentación mozárabe conoce una 'institución económica del mundo islámico.
Se trata de un convenio de las clases rurales bajas musulmanas, que asocia a labradores en un contrato de tenencia de aparcería. El partícipe en este convenio es llamado sharik (socio), y en la denominación latina se lo conoce como exaricus. A diferencia de los campesinos cristianos, arrendatarios serviles, adscriptos a la tierra y en posesión de contratos enfitéuticos, el sharik era un arrendatario contractual con derechos reales, aunque limitados n
A continuación dos documentos que ejemplifican este tipo de contrato de plantación: «Escritura de plantación a medias, otorgada por el alcalde don Didaco Álvarez y su mujer doña Godina Fortunis, a favor de Lorenzo ben Mofarech el laití y su compañero Lázaro ben AH, de una cuerda de tierra de su huerta ... Las condiciones del contrato son las siguientes: Lorenzo y Lazaro plantarán la tierra de viña y con los árboles que les parezca ... Cuando la viña crezca y todos los hilos de vides den fruto, partirán entre sí lo plantado ... por mitades, tomando el alcalde y su mujer la mejor de las dos mitades; quedándose los plantadores con la otra mitad y un pozo, como propiedad de ellos. Todo esto además de haber entregado Lorenzo y Lázaro a don Didaco mizcales de oro almorávide ... » (fechado en 1144).
Paralelamente al contrato de plantación entre los propietarios y los arrendatarios, éstos firman un convenio entre ellos:
«Lorenzo Mofárech el laití asocia a Lázaro ben AJí en la tierra que tomó para plantarla del alcalde don Didaco Álvarez y su esposa Godina Fortunis ... Los frutos se los partirán Lorenzo y Lázaro por la mitad; Lázaro entregó a Lorenzo 8 mizcales de oro almorávide ... » (fechado en 1144)'8 La mera incorporación de aportes económicos no garantiza que conductas culturales derivadas de éstos sean absorbidas. Las técnicas, tecnologías, cultivos y patrones organizativos pueden haber sido incorporados con miras netamente utilitarias. No obstante, aun partiendo de esa situación, es plausible que también los derivados del nivel económico -costumbres cotidianas- terminen convirtiéndose en atractivos.
Ese parece ser el caso de los mozárabes toledanos.
La vestimenta de los musulmanes en la Península estaba compuesta por una camisa o túnica sobre la que se llevaba una blusa larga como cobertor. Botas o botines servían de calzado. Rasgo ·distintivo de esta vestimenta era el velo y el joyero integrado por collares, pendientes, aros, pulseras y broches. Nuevamente, según Álvaro, también los mozárabes visten de esa manera. Una vez más, su denuncia sirve a los historiadores para afirmar que al poco tiempo de vencidos los mozárabes se visten comosus conquistadores".
La documentación toledana suma a esta dudosa evidencia de carácter retórico, la presencia real de prendas a la moda musulmana entre los mozárabes. En marzo de 1185 al contraer matrimonio don Rodrigo Petrez y doña Justa -«según mandan la religion católica y las costumbres generales»- entregó éste a su prometida un velo de la cara» como regalo de bodas. En diciembre de 1282, al dictar doña Matea su testamento, promete a María, entre otras cosas, botines y dos velos. A lo largo de todo elsiglo XII aparecen alhajas variadas -anillos, pendientes, brazaletes- en la colección documentaI'.
A la aparición en los documentos de prendas como la túnica y el cobertor, se agrega la etimología como indicio del origen de dichas prendas: almalafa (al malhafa; túnica), alifafe (al lihaf; cobertor); marfega (marfaca; tela)". Aun en el ordenamiento de Alfonso XI, en 1348, consta que el traje de los mozárabes era distinto y más distinguido que el de los castellanos"-
Si la moda musulmana se presenta exquisita y refinada, el amoblamiento de las casas en tierras del Islam, incluyendo las europeas, destaca por su sobriedad. El suelo cubierto por alfombras, y a lo largo de los mUfOS divanes cargados de cojines. Validación para este patrón encontramos por ejemplo en el estudio de S.D. Goitein sobre la comunidad judía de Egipto. En el volumen dedicado a la vida cotidiana, documentos del siglo XI descubren que sofás y almohadas eran los muebles que servían a la gente de la geniza.
Los fonnatos más citados son el martaba (sofá), el mansad (respaldo), el majlis (asiento), y el matrah (colchón). Este estilo de amoblamiento, la ausencia de sillas y mesas, no se debían a la pennanencia en una condición primitiva, sino a un concepto diferente de lo que era deseable para el hogar'. Los testamentos de la colección de documentos mozárabes insinúan que en Toledo del siglo XII el estilo de amoblamiento era reminicente al descrito. Más allá del origen etimológico de la palabra almohada (muhadda) encontramos en cuatro testamentos fechados desde 1192 y hasta fines del siglo XIII, que las herencias incluyen almohadas y colchones. Lo llamativo es que se trate de almohadas en cantidad y en un caso en variedad:
«Partición de los bienes del caid Micael Mitis, entre su esposa doña Cecilia y su hija doña Dominga» a quienes hereda «dos cojines y cinco almohadillas». La especificación en uno de los casos, al detallar «almohadas de la camU», sugiere que otras almohadas tienen otro uso. Es justo remarcar que esta descripción pende de veintitrés testamentos, de los cuales sólo cuatro incluyen almohadas, almohadillas, colchones y cojines. Pero al tiempo se debe recordar que en ningún caso se mencionan mesas o sillas24 . No ha de sorprender, sabiendo que Ibn 'Abdun (?-1134) detalla la profesión de los carpinteros en Sevilla señalando que fabrican alacenas, arcas, cubos y escaleras de mano''-
¿Serían ésos los mismos quehaceres de las cofradías de torneros y carpinteros en Bayonne por ejemplo, del lado norte de la frontera?"
. El conjunto de conductas económico-sociales expuesto ha conseguido saltar la valla lingüística, introduciéndose en un nivel más profundo de aculturación. La economía mozárabe se ha enriquecido notablemente con aportes tecnológicos y organizativos aprendidos de los conquistadores. Desde esta base común para ambas poblaciones, se desarrollaron formas de vida cotidiana semejantes. La disposición del hogar, la indumentaria, la gastronomía son algunas de sus expresiones. Pero, ¿son estas conductas sensiblemente diferentes de las conocidas en el Norte?
El carácter oriental de las conductas expuestas, o al menos la determinación de andalusación podrían verse amenazados si se detectara la existencia de algunas de ellas al otro lado de la frontera. Esto habrá de ocurrir al toparnos en León con los olivares, con los sistemas de regadío, con la vestimenta. No obstante la interpretación de hallazgos como los ejemplificados, lejos de contradecir el proceso de andalusación, lo reconfirman y potencian.
Pues el rastreo tras los orígenes de esas presencias en el Norte nos revela a los mozárabes en su carácter de transmisores de la cultura árabe-bereber-musulmana. Es importante tener en cuenta que tanto la agricultura de regadío como la producción de aceitunas existieron en la Hispania romanan
Pero los pueblos del Norte, enemigos del poder imperíal, desconocieron tales prácticas agrícolas. Además, Butzer nos ha enseñado a distinguir entre el regadío romano, propio de macrosistemas y caracterizado por acequias provenientes de ríos grandes (que dificilmente sobrevivieron hasta la invasión musulmana) y el regadío oríental, destinado a meso y micro-sistemas"- Por último, todo riego por medio de caudales subterráneos se debe a mecanismos de elevación del agua, de inspiración persa y difundido por el Islam".
Diego Olstein http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0039_02.pdf&version;
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