¿Tienes un hijo o hija que tiene entre 2 y 7 años?
¿Eres profesora de Infantil?
Si es así, estás de suerte: vas a vivir la etapa más mágica de los niños. Ésa en la que todo es posible, en la que las cosas tienen alma, en la que creen, aunque no vean, porque se lo imaginan y en la que les cuesta diferenciar la realidad de la fantasía.
Intentemos dejarnos llevar por su pensamiento y disfrutemos de lo que nos cuentan, volviendo otra vez a la infancia y la inocencia que, poco a poco, hemos ido perdiendo por el camino.
Comencé a hablar sobre esta etapa en la vida del niño cuando traté el tema del amigo imaginario , pero hoy quiero que ahondemos un poco más en las características de la misma.
El pensamiento mágico es propio del periodo preoperacional como lo denominó Jean Piaget, dividiendo el desarrollo cognitivo de la persona en cuatro: sensoriomotor (0-2), preoperacional( 2-7), operaciones concretas (7-12) y operaciones formales (12- adulto).
Aunque las características de este periodo son muchas (sincretismo, yuxtaposición...), las que expongo a continuación son las que pueden explicar mejor el pensamiento mágico:
- Animismo: Atribuyen vida a objetos. Es muy típico cuando se dan con algo o se caen y se enfadan con ello (la bicicleta, una esquina) como si estos objetos tuvieran conciencia y pensamiento y tuvieran la culpa de lo que les ha ocurrido.
- Fenomenismo: Establecen relaciones directas entre dos fenómenos que, a priori, no tienen relación directa entre sí o causalidad. Ellos pueden llegar a pensar que les han regalado la bici que querían porque vieron una estrella fugaz. Es la magia.
Su forma de ver el mundo es distinta a la nuestra como adultos y, por ello muchas, de sus respuestas nos pueden sorprender.
El pensamiento mágico es una etapa por la que todos los niños pasan y que termina aproximadamente a los 8 años, dependiendo del niño. No obstante, en algunas ocasiones, debemos ayudar a los niños a racionalizar lo que viven :
- Como para ellos no hay nada imposible, pueden llegar a pensar que pueden ser o hacer como cualquier personaje ficticio que conozcan: volar, vivir bajo el agua... etc. Esto puede ocasionar que el niño se ponga en peligro en determinadas situaciones, por lo que debemos plantearle las consecuencias de que intentase hacer algo de esto.
- Pueden tener miedo a los monstruos, a la oscuridad porque se imaginan que les puede pasar algo malo...etc. Demostrarles que no tienen nada que temer desde la evidencia puede ser un buen recurso para combatir el miedo.
El pensamiento mágico tiene una función: ayudar al niño a comprender la realidad desde su percepción. Observemos, disfrutemos y acompañemos de esta etapa desde nuestra visión de adultos.